Alvaro Segura


En medio de la sensatez y el juicio que uno espera de un organismo público vigilante de que al pueblo no lo atraquen a partir de las aplicaciones tarifarias, como lo establecen la Constitución y la Ley, la respuesta que entregó la Superintendencia de Servicios Públicos sobre los exagerados incrementos que en el servicio de gas residencial hizo Efigás desde el inicio de este año en Manizales, Neira, Villamaría y Chinchiná, no deja de ser desconcertante, enredada e ilógica.
No resulta objetivo, y es además fácil de interpretar, que nos enredaron con complejas fórmulas que al amparo de la cuestionada Ley 142 de Servicios Públicos se establecieron para garantizarles a las empresas privadas que prestan un servicio público esencial, en este caso el gas, tomen por el cuello al usuario cuando quieran y lo ahorquen, sin dejarle capacidad de maniobra alguna.
O qué más se puede deducir de respuestas como la entregada por la Superintendencia, que en algunos apartes dice exactamente:
"El marco tarifario corresponde a la Resolución CREG 057 de 1996, que en su artículo 127 le otorga al distribuidor adjudicatario del contrato de concesión, el derecho a ser el único que preste el servicio público de distribución de gas natural por redes de tubería, dentro del área geográfica objeto de exclusividad.
En tal contexto, se realizó el análisis técnico de cada uno de los componentes tarifarios, encontrando que durante los años 2007 a lo corrido del 2012, se refleja un incremento considerable en los componentes de compras y transporte así": (viene una enredada tabla)
Continua la carta: "La situación anteriormente expuesta se explica por la finalización de algunos contratos que la empresa tuvo vigentes hasta el año 2011 y que fueron reemplazados por otros cuyas condiciones de precio tuvieron un incremento significativo. A continuación se evidencian las variaciones del estado contractual de la empresa durante Ios años 2011 y 2012": (viene otra enredada tabla que al usuario del común no le interesa y además no entiende, ni tiene porqué entenderla)
Pero viene la perorata, absurda por demás, con la que Superintendencia justifica la masacre de que fuimos objeto los usuarios de Efigás. Claro que esa es mi visión, sin embargo juzgue usted lector:
"Como se evidencia de la tabla 1, hasta el año 2011 para EFIGAS fue posible cubrir la totalidad de su demanda a través de varios contratos –C1, C3 y C4-, de los que se destaca el "C3" suscrito con E2 a un precio de 1,64 US$/MBTU. Tras la finalización del contrato "C3" se observa que la empresa tuvo que conformar una nueva canasta de suministro -C2, C4 y C5- cuya combinación de precios originó un incremento significativo en el componente G de la tarifa.
Atendiendo lo expuesto, se considera que la principal causa para el incremento tarifario es la finalización de un contrato de suministro y la posterior contratación en el año 2012 a un precio muy superior, situación que corresponde a las condiciones regulatorias exigibles a las Áreas de Servicio Exclusivo".
La carta firmada por Ramón Fernando Antolínez Olarte, Superintendente Delegado para Energía y Gas, no es otra cosa que una ofensa al pueblo pues justifica abiertamente que si una empresa muestra reportes de incrementos en sus distintas variables de prestación del servicio pueda, de la noche a la mañana como sucedió aquí, trasladarlos bajo exorbitantes incrementos al usuario sin darle capacidad de reacción. ¿O sea que si los procesos de cálculo hubieran arrojado que esas variables se incrementaron en mil, dos mil o tres mil por ciento, la tarifa de gas se habría incrementado en lo mismo? ¿Por qué no pasa lo mismo en otras regiones? ¿Acaso el gas y los gasoductos de la Costa Caribe, de los Santander o del sur del país son de distinto material a los que aquí nos pusieron y entregan? ¿Nos están cobrando los daños que sufrió el año pasado el gasoducto en Sabinas y Fresno?
Si este es el gobierno que lucha para acabar con la pobreza, y que habla de justicia y equidad, con esto que hace la Superservicios lo único que está demostrando es lo contrario. Además, y eso se lo dejo a los órganos de control, a la Procuraduría General de la Nación, a la Defensoría del Pueblo, y a las personerías municipales, cuya razón de ser es la defensa del pueblo, que hagan algo. Aquí hay un claro abuso y violación de leyes ya que por unas tablas definidas hace años en momentos muy diferentes a la realidad nacional e internacional del mercado de gas, puedan hacer esas desbordadas alzas.
Lo que nos han dicho con esta absurda respuesta, y con lo hecho por Efigás que ya vimos no tiene compasión alguna por el usuario que es al fin de cuentas su razón de ser, es que dentro de dos años o tres puede volver a pasar lo mismo. Nos incrementan un servicio público con porcentajes del 50%, 60%, 80% y hasta 100% en muchos casos, sólo porque las tablas y fórmulas de medición que se inventan unos tecnócratas les dan la razón matemática o física.
En Caldas ha habido muchos casos de abuso con incremento de tarifas de uno u otro servicio público que han pasado de 2, 3, 5 o quizá 10 puntos porcentuales por encima de la inflación o del Índice de Precios al Consumidor (IPC), pero que yo sepa en mis poco más de 20 años de memoria periodística jamás había pasado algo de esta magnitud.
Por algo a las protestas del Comité de Usuarios de Servicios Públicos, con sus simpatizantes e integrantes, se les sumaron las voces del Alcalde de Manizales y del Comité Intergremial de Caldas que entienden que esto que han hecho contra la ciudad y contra los municipios vecinos además de un atropello es una afrenta. Faltan otros que se han quedado callados, no sé porqué, pero que todavía pueden sumarse. De lo contrario mañana llegará otro Efigás a llenarse de plata a costa de los usuarios acorralados y agonizantes. ¡Qué tristeza!
Llegó la Semana Santa, ojalá los creyentes en Dios y en la Iglesia, y los no creyentes también, sepan dedicarle el tiempo suficiente, o el que consideren necesario, a la reflexión y a orar por la superación de tantos problemas que agobian a nuestra sociedad y que tendrían solución en un simple cambio de actitud.
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