Óscar Dominguez


Maestro Bernardino Hoyos:
Ya que nos castigó con su ausencia física, solo ahora lo felicito por la lucida tan titina que se pegaron su educación y la emisora de la Tadeo grabando un CD con poemas de su paisano Barba Jacob, con quien supongo armó tremendo parche allá arriba.
Para declamar poemas de Ricardo Arenales solo le faltaron las voces del Papa, García Márquez, el maestro Guillermo Angulo, y su amigo de bohemia medellinense, Iván Amaya.
El maestro Fernando Botero aportó un dibujo a lápiz del atormentado Barba, biografiado por el "terrible" Fernando Vallejo quien con su voz de montañero nos regaló Lamentación de octubre. (Supongo que devoró "El cuervo blanco", de Vallejo).
Belisario Betancur, quien lo presentó cuando ingresó a la Academia de Lengua, prestó su voz arzobispal para recitar La canción de la vida profunda.
Fue sorpresa grata escuchar a doña Martha Senn regalándonos el Árbol Viejo.
Estuvo parco en el CD, maestro Bernardino, como dice su cédula: su voz educada en la londinense BBC nos deparó tacaños treinta segundos con la Cancionilla. (No se cumplió su deseo de morir frente al micrófono como su colega de la BBC Juan Clímaco Arbeláez, pero murió con las botas puestas, al frente de la Emisora de la Tadeo, donde trabajó con vigor de primíparo).
Hay momentos felices en ese popurrí de voces como los 4’42 segundos del maestro Álvaro Mutis diciendo su Balada de la loca alegría. O las de sus paisanos el transeúnte Rogelio Echavarría y Darío Jaramillo Agudelo.
Para mi gusto, la sobresaliente entre todas esas voces, es la bogotanísima de Gonzalo Mallarino.
Espero que se hayan vendido hartos cedés para financiar el Centro Cultural Porfirio Barba Jacob de su Santa Rosa de "Oxford", como diría otro ilustre santarrosano: Monseñor Guillermo Melguizo.
Gracias adicionales por el casete de su programa en la emisora de la Tadeo en el que usted y su camarada Iván Amaya, hablaron largo sobre el origen del tango "Triste domingo". Tremenda la interpretación de Billie Holiday.
Con Iván Amaya, un joven octogenario ducho en textiles amén de sesudo asesor de empresas familiares, no hablaban de Bach ni de Proust: preferían hablar de cine, de la receta para preparar el mejor Martini, de su bohemia en el Lovaina de los años cincuenta. O de Toña La Negra que usted comparaba con Ella Fitzgerald.
Tampoco tiene desperdicio otro casete con un programa en el que discutía con el poeta envigadeño Mario Rivero, si el gato que ronronea en un cuadro de Botero era de la casa de las Mellizas Arias, o la de Marta Pintuco, a quien tratamos de ubicar en Bogotá para entrevistar.
En fin, gracias por mejorarnos el prontuario musical a quienes nos quedamos en la Sonora Matancera, y solo distinguimos a Beethoven cuando en la calle venden paletas con su "Para Elisa".
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