Alejandro Samper


Ignacio Sánchez-Cuenca, profesor de sociología en la Universidad Complutense de Madrid, escribió el 11 de enero de este año una columna para el periódico El País de España, titulada Literatura política. En ella cuestiona el espacio que los periódicos españoles les dan a los escritores para que opinen de política.
Menciona al peruano Mario Vargas Llosa y a Félix de Azúa, y de cómo se entrometen en temas domésticos que, según la apreciación de Sánchez-Cuenca, no le incumben a un literato. O que si lo van a hacer, no abusen de "la retórica, el matonismo y la falta de datos". "Confunden el análisis con la ocurrencia", dice.
Esta semana volvió a saltar en los medios la expresión "literatura política". La usó José Obdulio Gaviria, exasesor presidencial de Álvaro Uribe, líder de la Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia (la FCPPC, encargada de difundir las doctrinas del expresidente Uribe) y columnista de El Tiempo. La usó para defender su artículo Hay que creerles (El Tiempo, 19 de septiembre de 2012), en la que cita un diálogo entre el comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, y el guerrillero de las Farc ‘Mauricio Jaramillo’, en el que negocian la liberación de un secuestrado.
Una conversación que el mismo Comisionado desmintió en carta enviada al director de ese periódico, Roberto Pombo. Una situación desmentida, a través de La W radio, por la misma familia del secuestrado. Una escena inventada para desacreditar las conversaciones de paz que lleva el gobierno Santos con miembros de las Farc en La Habana (Cuba).
En el caso de José Obdulio no hubo una "ocurrencia", como describe la literatura política el señor Sánchez-Cuenca. Hubo una mentira. Una calumnia. Una difamación.
La situación cayó tan mal, que Pombo contempla la posibilidad de sacarlo de sus páginas editoriales. "Estoy muy bravo, porque me parece un abuso utilizar las páginas que tiene el periódico para armas trucos periodísticos", dijo en entrevista a RCN Radio. "Sin lugar a dudas, esta columna es un ejercicio de sabotaje", agregó.
Al parecer Roberto Pombo no ha seguido con juicio los escritos de José Obdulio y su capacidad de inventar diálogos y escenas dándolas como verídicas. No más el pasado 4 de abril, este "literato político" escribió Lineamientos para una paz negociada, en la que -anticipándose a los diálogos en Cuba- transcribe unas posibles conversaciones entre el senador Roy Barreras y el Alto Comisionado. Actos que se dieron en privado en la Casa de Nariño y otra en una oficina. No sé cómo José Obdulio fue capaz de describir la escena y la lagartería de Roy en ese momento, si él no estuvo presente. Es más, Gaviria, en ese momento, se encontraba en México (así lo registra al final de la columna). No solo es este columnista capaz de comunicarse telepáticamente con el fugitivo Luis Carlos Restrepo -como lo infirió alguna vez-, sino que tiene el don de la ubicuidad.
Pero no debe ser sorpresa para muchos el obrar de José Obdulio. En marzo de este año, el periodista Daniel Samper Pizano, en su espacio Cambalache, también en El Tiempo, escribió que este personaje tiende a "exagerar y agrandar la influencia de las Farc". Que su intención es "convencer al país de que el gobierno de Santos es débil con los violentos", que todo lo que se aparte de la filosofía ‘uribeoduliana’ "es perder la guerra".
José Obdulio, defendiendo las políticas uribistas y la Seguridad Democrática, replicó esa misma semana en su columna ¿La eficacia de Uribe o la quimera de Santos? (28/03/2012), presentando a Daniel Samper Pizano como un tonto y ciego a "la traición" de Santos al señor Uribe. ¿Quién es el fanático ciego?
También cabe recordar que José Obdulio Gaviria aplaudió la decisión de que sacaran en 2009 de las páginas editoriales de ese mismo medio a la periodista Claudia López, por cuestionar a la empresa y sus intereses. Una opinión independiente y digna que, para muchos, ponía el dedo en la llaga sobre la transparencia de algunos informes allí presentados.
Recordar que este personaje fue investigado por la juez 13 penal de conocimiento de Bogotá por el delito de calumnia agravada, luego de que en una columna del 25 de julio del 2007 tildó de "enemigos de la democracia" a tres sindicatos del Valle del Cauca. Le tocó rectificar.
Una y otra vez este tipo se la ha manipulado y sacando de contexto todo aquello que no vaya con sus intereses y los de la FCPPC. Si calumniar ayuda, lo hace sin escrúpulos, aunque el lo llame "ataraxia". En José Obdulio Gaviria, y ya lo he escrito varias veces en este espacio, se cumple la máxima del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels: "Miente, miente, que al final algo quedará... ...cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá...".
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015