Carolina Martínez


No puedo dejar de comprar el Baloto aunque cada vez que lo hago me arrepiento. Primero porque sé, en el fondo, que no me lo voy a ganar, y segundo, porque solo pensar en lo que haría si me lo gano me produce un profundo estrés existencial.
Ese acontecimiento acabaría con mi existencia. Nada de lo que soy ni he sido importaría. Perdería todo lo logrado. Jamás volvería a ser yo. Tendría que irme de mi país y viajar por el mundo entero, y el problema es que por los aviones siento pavor y por mi casa adoración. Tendría que hacer una fundación en favor de tanto necesitado, y manejarla yo misma, porque cualquier persona se robaría la plata, a menos de que sea alguien de la familia, pero nadie los convence de trabajar porque con lo que les voy a dar quedan ricos. Todo el que sepa que me gané esa cantidad esperará que le regale una buena suma, o al menos que le preste, y eso con tanta gente detrás de uno se le van llevando todo y entonces toca ponerse a hacer cuentas, trabajar, negociar y vivir pendiente de la bolsa de Nueva York y de tanto inmueble que habría que administrar. También sería terrible no poder comprar descuentos en realizaciones, tener que comprar todo de marca y saber que en esos zapatos finos usted se está gastando mucho más de lo que haría feliz a un niño pobre que no tiene con qué comer.
La noche del pasado viernes 21 de septiembre, antes de que jugara el sorteo de los $117.000 millones, para conciliar el sueño, me repetí que la probabilidad de ganármelo es una en más de 8 millones de combinaciones posibles. Si quisiera ir a la fija tendría que invertir unos 45.000 millones de pesos para jugar cada una de las combinaciones. Pero alguien se lo tiene que ganar en algún momento ¿y por qué no puedo ser yo? La misma pregunta siempre, que además de desvelarme, me cuesta once mil a la semana, por lo menos.
No vayan a creer que mi preocupación es válida, nunca me he ganado nada, y en once años que lleva el Baloto en Colombia apenas 46 personas se lo han ganado. El negocio de ellos es redondo pues de 104 veces que juega al año, se lo ganan solo cuatro. Más de 5 millones 700 mil personas jugaron ese sábado y solo una hizo un buen negocio. Hasta ahí es fácil de entender. Pero esto que encontré en vanguardia.com, ya me parece más complicadito: "Las probabilidades de ganar son de 0,00000012%. El dato es resultado de dividir uno sobre las 8.145.060 combinaciones posibles; número que se obtiene a partir del universo, es decir los 45 números que participan" luego dice: "En otras palabras, es más fácil que un rayo lo mate dos veces, ya que la probabilidad de que esto suceda es de una en tres millones".
¿…Es que hay alguna posibilidad de morirse dos veces? Solo pensar en morirme una vez y tener que repetirlo me aterroriza de tal manera que prefiero seguir con las cuentas, y de pronto, esa parte realista que me queda, grita desde el fondo: ¡Por Dios santísimo! Cómo pretende resolver usted su vida si no es capaz siquiera de contar lo que tendría.
117.000.000.000 no caben en mi calculadora… ¿Eso es 6,5 millones de dólares o 6.500? En todo caso, si fueran 65 millones, que me parece una cantidad más razonable, tampoco la entiendo. Manejo cifras de muy bajo perfil y tampoco dimensiono cuánto pueden ser los 3,9 billones de pesos que mueve el negocio de los juegos de suerte anualmente en nuestro país, pero me reconozco como parte del 60% de la población que participa en estos.
Cuando llegó el amanecer de ese sábado 22 de septiembre admití por fin que la dimensión del acumulado es perfectamente proporcional a mi angustia, y también a mi entusiasmo, y a mi ambición, y después de llegar a esta conclusión, prometí no volver a comprar el baloto; solo si está en menos de 13 mil millones, que es lo máximo que puedo manejar, y es justamente la cifra que juega esta noche de sábado 13. Con esa platica haría lo mismo que todos los colombianos, según estudio del gremio de las loterías: primero comprar casa, segundo pagar deudas, tercero comprarle casa a mi mamá, cuarto carrito nuevo. Después me voy de viaje con toda la familia (en yate). En sexto lugar, está la rumba. Al final, dice el estudio, la gente piensa en invertir y luego, en estudiar (Esto último sí es lo único que yo no haría).
Pero con esta alarmante cifra de los 117 mil millones, así le quiten el 20% en impuestos, con los más de 93 mil millones que le quedan es suficiente para tirarse la vida. Y ahora anuncian por televisión que ya viene "La revancha del Baloto". Parece que consiste en aumentar la apuesta entre los que lo compraron, y seguro que además será posible ganárselo dos veces. Trataré de recordar que la posibilidad de que esto suceda es tan absurda que hay más probabilidades de que me mate un rayo dos veces…
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015