Orientando su pluma a temas espirituales y el sentido de la vida, el escritor Eckhart Tolle sin proponérselo se introduce en el campo del mercadeo auscultando el comportamiento humano y las razones que lo motivan a actuar muchas veces de manera irracional al describir la mecánica del ego y su vital función en el mercadeo y las ventas que mueven las economías del mundo. Es por eso que se dice comúnmente que el mercadeo es más simple de lo que parece.
Desde muy pequeño el ser humano está asociado con objetos y posesiones. Mis juguetes, mi balón, mi amigo… que después en la etapa adulta se convierten en mi carro, mi casa, mi ropa… que de paso sea dicho, los expertos de la industria de la publicidad saben muy bien cómo funciona el ego para vender cosas que no necesitan las personas pero sí
satisfacen su ego.
El Ego vive de la comparación; si alguien sabe más, tiene más o puede hacer más se siente amenazado e inmediatamente actúa. Otros excelentes conocedores del funcionamiento de la mente son los de la industria del
entretenimiento. Un ser que llegara de otro planeta quedaría atónito al ver como millones de personas adoran y pagan dinero por ver seres humanos matándose unos a otros, infringiéndose dolor y penas, y lo más irónico es que a eso lo llamemos entretenimiento cuando en realidad lo que se genera es sufrimiento, un sentimiento al que el ser humano atado a su ego también es adicto.
Las novelas, el cine, la televisión y los noticieros son los más idóneos en satisfacer la adicción del hombre al dolor y el drama que se nutre con la infelicidad y es allí donde el mercadeo y la publicidad se alimenta y genera millones de recursos explotando la conciencia colectiva que tenemos las personas por lo insano. ¿Por que será que periódicos y noticias amarillistas son las que más se venden y pautan?
El tabloide popular no vende noticias ni entretenimiento, vende emociones negativas que generan dolor y que satisfacen un ego primitivo que todavía a pesar de los adelantos tecnológicos y el desarrollo sigue tan primitivo como hace miles de años. Por eso es que si estas imágenes se adornan con sangre, lágrimas o tortura son más efectivas para los mercadologos que buscan el lucro y conocen de primera mano lo irracional de la raza humana. Pocos que son capaces de dejar aparte la multitud y el ego buscan formas de entretenimiento más sanas, tranquilas y serenas. Como una revelación a este juego malsano nace una rama del mercadeo con actividades y productos ecológicos en contacto con la naturaleza, eso sí dejando de lado los deportes extremos que tienen por moda exponer la vida por casi nada. Solo por el ego.
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