Al finalizar este año lectivo de 2012 deseo cerrar mis reflexiones con una consideración que aproximadamente sintetiza buena parte de lo que intencionalmente hemos compartido en esta columna; para ello permítanme apoyarme en dos referentes contextuales: El primero tiene que ver con el estudio que hoy adelanta el parlamento español en materia de reforma educativa y que se ha denominado LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa) y que es precisamente un acto legislativo de idénticas características a la Ley 715 en Colombia, que tanto hemos referido y que tan nefastas consecuencias ha traído a la escuela oficial en nuestro país. Ante la crisis económica del país ibérico, el gobierno ha encontrado en el sector educativo un escenario pródigo de ahorro fiscal, así sea a precios tan onerosos como el menoscabo de los más caros principios de la pedagogía. Dicho de otra manera, es diezmar la estructura pedagógica de la educación en aras de consolidar la Hacienda pública nacional, lo cual implicará un mayor número de estudiantes por curso, mayores cargas académicas para los docentes, asignación de recursos por resultados en las pruebas externas parametrizadas y un sinnúmero de relaciones técnicas originadas en la econometría, que lógicamente han recibido la oposición nacional y fundamentalmente el rechazo absoluto de los actores de la educación y de los sectores académicos.

Recordemos que la Ley 715 en Colombia tuvo su origen en exigencias de los organismos multilaterales de crédito para el saneamiento fiscal, España entonces empieza a vivir la desventura que nuestra escuela nacional ha padecido por más de una década.

El segundo referente es en el campo de la salud y tiene que ver con el libro que acaba de publicar el médico fisioterapeuta y osteópata Dr. David Ponce, y que titula "Más amor y menos ibuprofeno", en él se hace una descripción magistral de cómo el dolor de cabeza crítico y persistente tiene su origen en el manejo de las emociones, y mientras estos eventos de migraña no se atiendan desde la siquis y el afecto, no hay sobredosis de ibuprofeno que intervenga satisfactoriamente esta patología.

Deduzco entonces de este par de referentes que ha sido un desacierto total la implementación de políticas tecnocráticas en la educación en Colombia. Son interminables las tareas técnicas que esta política le ha impuesto a la escuela, todas ellas en franco deterioro de los tiempos de aprendizaje y de atención a los estudiantes. Hoy día en la escuela son más importantes las estadísticas que las personas, los profesores que los maestros, los emails que los abrazos, las gerentes que los directores, los resultados que los procesos. En fin, como dijera el gran maestro Miguel Ángel Santos Guerra: "importa más cuánto pesa el pollo que cómo lo alimentamos".

Espero para el nuevo año 2013 que el país educativo se dé cita en los escenarios de control político: concejo municipal, asamblea departamental y en el mismo congreso de la república, para hacer una evaluación rigurosa del impacto que la Ley 715 ha tenido en la educación colombiana, espero que en este compromiso nos acompañe la clase parlamentaria de Caldas y que sea desde la provincia de este país donde se geste esta tarea que reclama la patria y para la cual ya empezamos a cursar plazos moratorios.

Si una migraña se cura más fácil con el amor que con el ibuprofeno, cuanto más el acto de educar que en esencia es una fascinante provocación afectiva.

Deseo cerrar esta columna, por lo menos por este año, expresando a todos, mis fervorosos deseos porque el divino niño, que nació en el portal de Belén, nazca también en el seno de nuestra escuela y que por los méritos de su infancia nos conceda la paz que tanto necesitamos.