Luis F. Gómez


Salió, un poco a los empujones y a última hora, la ley estatutaria de la salud, que si bien podría haber sido mejorada aún más, representa un paso hacia adelante, en el aseguramiento de la salud para todos los colombianos y colombianas. El derecho a la salud ha tenido en nuestro país un progreso muy importante, hace 50 años una consulta con especialista era realmente un privilegio de los adinerados, hoy, comienza a ser una realidad para todos. La salud necesita recursos y gestión. Recursos que han ido incrementándose con las partidas presupuestales del Estado y con la contribución de los particulares, y seguramente habrá que hacer un esfuerzo mayor para que los haya suficientemente. Pero en lo que sí tenemos que mejorar es en la gestión del sector. En este aspecto tenemos un reto muy grande.
La gestión del sector salud ha sido devorada por la corrupción, que ha hecho de las suyas con los recursos. Ha habido de todo, en sector privado como en el público. Tanto de funcionarios del Estado como de prestantes médicos y empresarios de la salud. El lío se presenta en los hospitales públicos, en las secretarías de salud; pero también en otros medios como las IPS y las EPS. La veeduría ciudadana debe colaborar a los organismos de control para que le detengamos el asalto de los recursos de la salud. En esto deberíamos crecer mucho más, ser más maduros y controlar entre todos.
Pero el problema de la salud está también un poco más allá de la corrupción. Está en la falta de ética de muchos de los operadores. En la nueva ley se establece un control de precios para los medicamentos. Qué bueno que se coloque algún límite a los abusos que ciertos laboratorios estaban cometiendo con toda la ciudadanía con los precios de algunos medicamentos. Hay que darle al sector salud una perspectiva clara de servicio público y no de negocio. Y esto no será fácil. Pero es una concepción que debe fortalecerse a través de una defensa profunda del sentido de servicio público por parte de la comunidad. Todos los colombianos y colombianas debemos alinearnos y construir de veras este imaginario colectivo. Es un punto de concepción que implica profundas repercusiones a la hora de ejercer el control oficial sobre esta actividad.
Sin embargo, los problemas de la salud no solamente pasan por los problemas criminales de corrupción o los éticos de manejos inescrupulosos, sino de sencilla gestión. A la salud hay que meterle mucha gerencia y en ello el cuerpo médico debe ser humilde y dejar que los administradores entren a colaborar de verdad en el manejo de las instituciones que la atienden. Y la formación de médicos y enfermeras en los temas administrativas y de planeación es fundamental. Aquí las universidades tienen un reto muy grande como país, especialmente en el campo de los posgrados, debemos formar más personas cualificadas para la gestión del sector salud. Una seria responsabilidad social de las universidades les debe llevar a preguntarse cómo podrían ayudar a formar capital humano para esta necesidad nacional.
A este sector debemos vacunarlo contra la corrupción, fortificarlo contra los mercaderes de la salud y darle verdaderos gerentes, para que le puedan llegar todos los colombianos y colombianas. Para que la cobertura y calidad de servicios esté cubriendo los riesgos de todos y no de unos pocos.
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