Mario Cesar Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Notable el último partido del Once Caldas en Palogrande, sin parecerse en nada al equipo del Sachi Escobar, esperando que sea el principio de una nueva etapa, lo que tiene que ratificar en las fechas posteriores para que no termine siendo flor de un día.
Anoche enfrentaba a Millonarios, y ésta columna es escrita con anterioridad, por lo que es imposible anticipar lo que haya pasado, pero igual que en el tenis, el quiebre de servicio frente al Tolima tuvo significado si logró confirmarlo en el Campín en ese juego siguiente.
Lo contrario es volver a lo mismo, aunque a decir verdad, y con las dudas manifestadas acerca de la conformación de la nómina, en esa victoria hubo cierto sabor en algunos de los integrantes de la plantilla, que peca por corta, pero esperanzadora en casos puntuales.
Arriba por ejemplo, y sabiendo que le cuesta meter el pie por sus antecedentes de lesiones, Sergio Herrera es hombre gol, y le lleva ventaja al resto, siendo Edwards Jiménez su mejor socio, así en ocasiones el santandereano sea más lo que se nota que lo que produce.
Los argentinos -particularmente Pérez- dejaron grata impresión, la que corroborarán con el tiempo porque miles de casos se han visto de exultantes comienzos y grises finales. El último, Rodrigo Soria del Cúcuta, quien pintó como estrella, y hoy es uno más.
Pérez no posee la habilidad de Cabrera, a quién reemplazó, vendiendo la sensación de mayor dinámica y de ser un hombre de acertadas decisiones en la cancha.  Además enseñó adicionales labores de marca, que son escasas en este período del Once Caldas.
Y es que con el Sachi ha faltado presión sobre el contrario, entre otras porque hay hombres cómodos como Guevara que no sienten la marca como una obligación, por lo que la responsabilidad total recae en la primera línea de volantes, que tiene inconvenientes.
Henao y Giraldo brindan salida y primer pase, pero tienen demasiadas lagunas en el quite, lo que hace débil esa zona, que abordó frente a los musicales con quienes descalificó en el primer semestre, porque Robles es más volante mixto, y Cabezas no ha dado.
Por eso hablamos de vacíos en varias posiciones y a la hora de buscar los relevos, por esa errada política de arrasar con lo anterior por X o Y motivos, avalada por el entrenador, y que no permite ver un Once Caldas altamente competitivo, y sí de alegrías parciales.
A las ya referidas actuaciones de Pérez y del goleador Herrera hay que agregar el trabajo del arquero Cuadrado, de Casierra, y de Hanyer Mosquera, quien por su fuerza, velocidad y reacción, apunta como el líder de la zaga que hace rato no se tenía.
Es preciso recordar que el Director Técnico del Once Caldas aseveró al comenzar el torneo que en compañía de la Junta Directiva tenía claro el equipo que quería para el segundo semestre, y que los jugadores que llegaban reunían las condiciones para los fines previstos.
Se les olvidó que para cuadrar la ecuación se requerían mediocampistas consolidados de recuperación, y delanteros que jueguen por los costados, que no llegaron en ese regular lote de contratados, y que no tienen como inventarlos.
Tanto es así, que basta con revisar la nómina que sorprendió venciendo al inerme y pasivo Tolima, integrada por los veteranos y experimentados del club, para entender las dificultades de adelantar un proceso que solo se salva acompañado por resultados.
P.D. Que orgullo ser colombiano, aquí donde sobre el talento y se dan deportistas de la talla de Catherine Ibarguen, Nairo Quintana, Orlando Duque, Falcao García, Mariana Pajón, ‘Momo’ Romero, Rigoberto Urán, Jessica Parra, Carlos Muñoz, Carlos Betancur, Andrés Felipe Rendón, ‘Tatán’ Mejía, y tantos otros.
Y con la selección a punto de clasificar a un campeonato mundial luego de 16 años con la que podría denominarse como la segunda generación maravillosa después de aquella de los noventas.
Cómo ignorarlo por Dios, ¡QUE VIVA COLOMBIA!
Hasta la próxima…
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