Bernardo Mejía


Definitivamente los colombianos somos muy buenos para "llorar sobre la leche derramada". Desde que se empezó a hablar sobre las reclamaciones de Nicaragua sobre su mar territorial nos vendieron la idea de que ellos no tenían ningún derecho en sus reclamos, porque entre otras esa discusión ya se había resuelto hacía muchos años.
Estábamos tan confiados en nuestras tesis que acudimos a la instancia de la Corte Internacional de Justicia, como un mecanismo para quitarnos de encima al loquito presidente de Nicaragua. Fuimos por lana y salimos trasquilados o mejor, fuimos a una instancia judicial sin tener nada que ganar y por el contrario con mucho que perder y Nicaragua fue por nada y salió con mucho.
La realidad es que nosotros históricamente hemos sido muy malos para atender nuestras fronteras. Somos un país totalmente centralizado. Basta ver el trato y el abandono en que se encuentra el Chocó y en general la Costa Pacífica. El gobierno nacional solo vino a pensar en San Andrés en los últimos años y eso cuando vio que había riesgo que nos la quitaran. Ahí se empezaron a ver las inversiones en la isla y desde el punto vista urbanístico, empezó a organizarse. Claro que eso trajo consigo una alta inmigración y con ello, un desbordamiento de su densidad poblacional.
Ahora nos estamos rasgando las vestiduras y vemos que fue un error haber acudido a esa instancia judicial y, después de 11 años, estamos viendo cómo hacemos para no acatarlo. Estamos en el peor de los mundos, no sabemos qué es peor, si haber ido a La Haya o desconocer el fallo.
Otro punto que tiene que ver con el título de este artículo, es lo que le pasó al expresidente Uribe, quien se equivocó cuando decidió apoyar como su sucesor al hoy presidente Santos y a quien presentó como si fuera su 'alter ego'. Sin embargo, el doctor Santos no era el "títere" que el doctor Uribe necesitaba para que lo sucediera en su gobierno. Santos llegó tarde al Uribismo. Al inicio del mandato de Uribe, el hoy presidente Santos era uno de sus más fuertes opositores como lo demostraba a través de sus columnas del periódico El Tiempo. Tampoco Uribe calculó que una cosa es el candidato y otra el gobernante. Cuando se es gobernante, y más si es presidente, es claro que ya es el jefe y que las demás personas pasan a ser simples asesores o consejeros. Ahora Uribe se da golpes de pecho y los dos se están enfrentando en una pelea que en nada beneficia al país.
Esta discusión horrorosa y que pareciera de una plaza de mercado, en la que salen a la luz pública frases como "rufián de esquina" y "puñal debajo del poncho", no son propias, en ningún momento, de personas de esa representación a nivel nacional. En los últimos días llegó a "calentar la plaza" el doctor Gabriel Silva, quien es una persona muy cercana al presidente Santos y que fue ministro de defensa del expresidente Uribe.
El doctor Silva está en todo su derecho en defender a su amigo, el presidente Santos. Con lo que no estoy de acuerdo, es en que hubiera sacado a la luz pública temas que deberían ser manejados con una discreción propia de los que han desempeñado altos cargos en el gobierno. No me parece bien comentar públicamente que estando como ministro de defensa, Uribe le frenó un operativo para capturar a Iván Márquez en Venezuela –hecho que va a ser muy difícil de demostrar si fue verdad- o que, siendo embajador de Colombia en USA, logró frenar gracias a la Drummond, una supuesta orden de captura contra Uribe por parte de Estados Unidos. De ser cierto esto, no tiene ninguna presentación para el país que la Drummond, una empresa extranjera que tiene negocios en nuestro país, sea la que pague los abogados defensores de un expresidente por unas actividades que realizó cuando estaba en ejercicio de sus funciones presidenciales.
ÑAPA: En un tiempo record Transgas, para bien de los usuarios del servicio del gas natural, reparó la conducción de la línea de gas que se había afectado por un derrumbe en la ladera en cercanías a la ciudad el año pasado. Lamentablemente esta ladera sigue amenazada, especialmente por los ganaderos, quienes para dar de beber a sus ganados están haciendo la conducción en mangueras superficiales expuestas a fugas y daños que se pueden presentar por pisadas de personas, de ganados o por la cristalización producida por los rayos solares. Sería muy importante que estos propietarios tomaran consciencia e hicieran las correcciones respectivas sobre la conducción de esta agua para evitar que estas fugas contribuyan a generar procesos erosivos en estas zonas, y nos evitemos dificultades como las que tuvimos a finales del año pasado donde nos quedamos –los manizaleños y en general todo el sur-occidente del país- sin suministro de gas durante varios días.
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