Uno de los grandes patrimonios artísticos del departamento de Caldas lo constituyen, sin duda alguna, las bandas estudiantiles de música, programa que regenta la Secretaría de Educación del departamento que año tras año recorre la geografía de este territorio entonando notas de paz por los caminos de Caldas. Valga la oportunidad para reconocer méritos a todos los que han guiado estas cruzadas musicales, empezando por uno de sus mentores el maestro Hernán Bedoya; no obstante, creo que es hora de afinar algunas notas en el movimiento bandístico de Caldas con el propósito de fortalecerlo y hacerlo cada día más robusto y saludable.

Este es un programa que se ejecuta con una mínima inversión del gobierno, el auspicio y la viabilidad financiera están fundamentalmente en manos de los fondos de servicios educativos de los colegios y del esfuerzo colectivo de los padres de familia, quienes llevan a cabo rifas, bazares y bingos para patrocinar los gastos que no alcanzan a subsidiarse con el menguado presupuesto de las instituciones educativas. Hablamos de transporte, mantenimiento de instrumentos, adquisición de materiales de repuesto, refrigerios y todo lo que hace posible que estos grupos mantengan vigente la cotidianidad de la banda a lo largo del año, porque aparte de asignar el director, las finanzas del departamento solo subsidian, parcialmente, los concursos, es decir, el sostenimiento de las bandas estudiantiles durante todo el año está en manos de la capacidad financiera de las instituciones educativas y de los padres de familia.

Este hecho nos debe llamar la atención y debe demandar de las autoridades, el cuidado y auspicio del movimiento bandístico a lo largo del año lectivo. Además, los concursos que son asignados cada año a diferentes municipalidades, se llevan a cabo con muchas dificultades logísticas, algunas pecan contra la dignidad del ser humano, como no contar con servicios sanitarios y duchas suficientes y en higiénicas condiciones de presentación. Entiendo perfectamente, que la capacidad hotelera de los principales municipios del departamento no es suficiente para albergar toda la población del movimiento y, por lo tanto, no exijo atención suntuosa, pero sí unas condiciones básicas de dignidad. En uno de los concursos de este año se vio desfilar por las calles del pueblo a algunas niñas cubriendo sus cuerpos con toallas, buscando en la vecindad una ducha para su aseo diario; en artistas que se forman en la cultura y en la academia estas cosas no se pueden admitir, y menciono este ejemplo solo como ilustración, pero los directores de las bandas y sus gerentes saben que allí tenemos muchas dificultades que se deben remediar, por la salud de este programa que tantos afectos recibe y que tanto le ha aportado a la cultura musical de Caldas.

Propongo entonces, cuatro acciones estratégicas:

En primer lugar, que el departamento asigne mayores recursos para el desarrollo de este programa y que no lo deje en manos de los padres de familia y de los menguados presupuestos de los colegios. En segundo lugar, que las sedes de los concursos sean entregadas a municipios que garanticen condiciones básicas para la manutención y el cuidado de los estudiantes del movimiento bandístico. En tercer lugar, que el departamento presente este programa al Ministerio de Educación Nacional para su financiación y auspicio, toda vez que es, sin lugar a dudas, el programa que mayor tiempo de permanencia escolar garantiza y éste es un propósito fundamental de la política educativa del gobierno central en el marco de "la educación de calidad camino a la prosperidad" y, en cuarto lugar, que se constituya un comité del programa con una conformación democrática, donde tengan asiento representantes de la familia de las bandas: directores de bandas, gerentes, padres de familia, estudiantes, un diputado de la asamblea departamental y, lógicamente, el director del programa como representante del gobierno, para que sea en este órgano asesor donde se diseñen y se concierten sus lineamientos institucionales.