Augusto Morales


El fin de cada año sirve pues, fuera de la celebración, para hacer también el balance sobre lo hecho y lo no hecho durante la vigencia correspondiente; es decir, se hace una especie de ‘contabilidad’ de última hora para hallar el resultado final de la respectiva anualidad,en tanto que los primeros minutos del nuevo año, el jolgorio es matizado con los agüeros que cada uno pueda tener y los deseos que ambiciona se realicen en los próximos 12 meses: un breve recorrido con maleta que supone la esperanza de viajar; las prendas interiores de color, que ilusionan con los buenos augurios de dinero o amor; dejar completamente aseada la casa para que ingrese la prosperidad, y, por supuesto, las 12 "uvas milagrosas" que apuntan a que se materialicen esos deseos.
Para las entidades públicas podría expresarse que los eximios propósitos estarían consignados en los planes o proyectos que se aspira a concretar en el subsiguiente año, así como el anhelo de obtener unos excelentes ingresos, utilidades o resultados al fin del ejercicio; o la aspiración a que las decisiones pendientes de los jueces o de los entes de control sean beneficiosos a los intereses del organismo o del servidor público que se trate, esto solo para citar algunos ejemplos, por lo que se constituiría en una buena práctica que cada 31 de diciembre o primer día del año nuevo, los representantes expusieran públicamente a sus comunidades, qué propósitos de bienestar buscarán para ellas en los próximos 365 días.
En este orden, por ejemplo, podría pensarse que el Ministerio del Interior, y desde luego el órgano electoral, esperarían que haya unas elecciones sin el más mínimo asomo de corrupción y en completo orden público; el Ministerio de Salud que va a lograr del Congreso una excelente reforma a la salud que beneficie realmente a los colombianos, así como que no habrán más multas por la inexistencia de conductores ebrios; que el de Justicia va a obtener una reforma constitucional acorde con las necesidades de la Rama Judicial y del país, sin ningún tipo de beneficios particulares para los responsables de su elaboración y aprobación; el de Relaciones Exteriores desearía que se deje sin efectos el fallo de La Haya; el de Vivienda dirá que las casas gratis las otorga la propia comunidad a través del Gobierno; el Ministerio de Hacienda aspiraría que las reformas tributarias futuras serán suficientes con el gravamen de la actividad laboral; que no haya paro agrario, ni de transportadores, ni sobresaltos por los precios de la gasolina, ni sobrecostos en la contratación de la infraestructura vial, soñarían las carteras de Agricultura, Minas y Transporte; para el ministerio de Educación, que todos los bachilleres puedan ingresar a la universidad; el Ministerio de Comercio, juntamente con la Superintendencia de Industria y Comercio, que no haya multas ante la ausencia de abuso en la posición dominante de ciertas empresas; el de Defensa, que no habrá un muerto más en el país como consecuencia del conflicto armado, ni más ‘batidas’ para el reclutamiento de soldados, y que todos los ‘positivos’ serán verdaderos; el de Cultura podría aspirar a que haya un gran incremento en los porcentajes de lectura; el de Trabajo, que el incremento en el salario mínimo satisfará con creces la canasta familiar, y que Colpensiones y la UGPP lograrán ahora sí liquidar correctamente y pagar de manera oportuna las pensiones; el de las TIC, que habrá Internet en todos los parques y plazas públicas del país; el de Ambiente, que el río Magdalena será el más límpido de nuestra patria; para la Procuraduría que no habrá hechos qué investigar por corrupción; las Contralorías que ya no tendrán que hacer investigaciones por falta de hallazgos fiscales, y que el Congreso de la República y el Gobierno nacional le indicarán al país cuáles son las Leyes y Decretos que están realmente vigentes.
Así mismo, para la Rama Judicial las 12 uvas (propósitos) para este 2014 podrían ser: primera uva: que el presupuesto para el funcionamiento de la Rama Judicial sea un porcentaje del presupuesto de la Nación determinado en la Constitución; segunda uva: que todos los procesos de elección de funcionarios de las Altas Cortes se realizarán en forma oportuna; tercera uva: que no va a haber escándalos en ningún sector de la justicia; cuarta uva: que se establecerá un Plan de Bienestar Social para los servidores judiciales; quinta uva: que no va a haber choque de trenes entre las altas Cortes, ni entre éstas y el Gobierno; sexta uva: que la carrera judicial se extenderá hasta las Cortes; séptima uva: que no habrá interrupción del servicio de justicia por vacancia judicial colectiva; octava uva: que no habrá tutelas por omisión o retardo en la prestación del servicio de salud; novena uva: que la Rama Ejecutiva garantizará directamente los derechos colectivos; décima uva: que parte del Plan de descongestión se convierta en permanente para la oralidad; undécima uva: que el arancel judicial no impida el acceso a la justicia; duodécima uva: no habrá más polémica entre el Fiscal General y la Contralora de la República.
Materializados todos esos propósitos, seguramente en el 2015 tendríamos una Colombia bien distinta.
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