Alejandro Samper


Aunque no tengo Facebook, vi el video. Lo vi dos veces antes de que lo retiraran de la Internet porque no podía creer lo que había visto. 90 segundos de un muchacho de Chinchiná penetrando a una mujer evidentemente inconsciente. Dormida, drogada... lo que fuera, pero claramente indefensa. Para enmarcar la escena están los comentarios de las otras personas que estaban en esa habitación (que según las autoridades se trata de un motel) y que registraron el hecho con un celular: "¿Sabe qué hay que hacer con esa vieja? Llevarla y dejarla en el parque, papá".
Quienes participaron en el video ya están en poder del ICBF por ser menores de edad. Unos adolescentes que quisieron ser muy machitos haciéndole la vaca muerta a una mujer que - prostituta o no, como algunas personas lo señalan - estaba inconsciente. "Quítese la camisa pa’ que se vea más Rambo", le ordena el que graba al que está con la mujer. Otro dice "Yo le tengo que echar el huevo, yo sin echarle el huevo no me voy".
Para la secretaria de Gobierno de Chinchiná, Adriana Cardona, el caso se trata de "una imprudencia de los jóvenes y de cómo actuaron". O sea, haber divulgado el video, más no el abuso sexual. Para la Policía el hecho, aunque grave, no tiene doliente porque la víctima no ha ido a denunciar. Y así es difícil señalar un delito. La Fiscalía, por su parte, en rueda de prensa dio a entender ayer que no saben cómo abordar el caso.
Más preocupante aún es que hay quienes justifican las acciones de estos adolescentes. "Es que es una prostituta. Quién la manda a emborracharse y si se va con ellos es porque sabe qué es lo que va a pasar". Me lo dijo una mujer joven, inteligente, bonita y profesional. "Es que la puta es tan profesional que hasta lo hace con los ojos cerrados", le escuché a modo de chiste a otra persona.
Esto me recuerda la entrevista (El Espectador, noviembre 16 de 2013) que la periodista Cecilia Orozco le hizo a Olga Amparo Sánchez, directora de la Casa de la Mujer, en la que ésta señala que "una mujer (incluso una prostituta) que inicia una relación sexual y, en el camino, no quiere continuar, tiene el derecho de expresarlo y el hombre debe detenerse. En la cultura machista hasta los varones resultan afectados porque los hacen ver como animales que son incapaces de tomar una decisión libre porque el instinto los supera".
Más adelante señala: "un gran porcentaje de los operadores judiciales culpan a la víctima desde cuando llega a poner la denuncia. La primera pregunta que le formulan es: "Y, ¿usted qué había hecho antes?". A continuación, le hacen otra pregunta: "¿Por qué estaba en la calle a tan altas horas de la noche?". O esta otra: "¿Por qué aceptó la invitación que le hicieron?" (...) Todas las anteriores son fórmulas que, en el fondo, significan lo mismo de lo que venimos hablando con el agravante de que es la cultura machista extendida a la justicia: suponen que ella provocó la situación y que, por lo tanto, es la responsable de lo que ocurrió (…) La denuncia en sí misma no acarrea consecuencias, pero sí sucede que las víctimas son revictimizadas cuando las someten a probar que fueron violadas. Por supuesto, siempre hay pruebas. No obstante, quien las analiza suele verlas bajo la óptica de que ellas son las generadoras del delito".
Para la Corte Interamericana de Derechos Humanos "la violencia sexual se configura con acciones de naturaleza sexual que se cometen en una persona sin su consentimiento, que además de comprender la invasión física del cuerpo humano, pueden incluir actos que no involucren penetración o incluso contacto físico alguno". El Artículo 207 del código penal señala: "El que realice acceso carnal con persona a la cual haya puesto en incapacidad de resistir o en estado de inconsciencia, o en condiciones de inferioridad psíquica que le impidan comprender la relación sexual o dar su consentimiento, incurrirá en prisión de doce (12) a veinte (20) años. Si se ejecuta acto sexual diverso del acceso carnal, la pena será de ocho (8) a dieciséis (16) años". Si eso no les sirve a las autoridades...
A esta clase de actos se les conoce en los Estados Unidos como "date rape" (violación en la cita). Son abusos sexuales que se dan bajo el pretexto de que la cita derivó en coito, y en donde en la mayoría de casos la víctima estaba borracha, drogada o inconsciente. En 1996 esa nación endureció las leyes ante esta clase de crímenes, pues se estaba volviendo frecuente el uso de medicinas psiquiátricas como el Rohypnol para violar mujeres. Quien cometa un acto sexual abusivo y use una de estas sustancias se expone a 20 años más de prisión en caso de ser condenados.
El video de los jóvenes de Chinchiná es explícito. Tanto en lo que ocurre como en lo que dicen. Pero mientras las autoridades, a pesar de las evidencias, necesiten que la víctima dé la cara y diga que fue violada o no, recuerden este dato: Según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses publicadas por la revista Semana en noviembre del año pasado, en el 2012 cada media hora una mujer fue víctima de violencia sexual en el país. Cada mes mil 508 mujeres fueron víctimas de violencia sexual en el país. Las cifras del 2013 aún no han sido publicadas, pero varias organizaciones de derechos de las mujeres (como Sisma mujer) indican que las cifras van en aumento.
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