Héctor Palau
LA PATRIA | Bogotá

Anticipadamente, nos atrevimos a anunciar que Medellín sería incluida en la terna de ciudades candidatas a la sede de los Juegos Olímpicos Juveniles del 2018. Y así finalmente se confirmó desde Lausana.
Medellín, al lado de Buenos Aires y Glasgow, inician entonces esta recta final en una pugna que parece mucho más igual bajo la premisa de que el Comité Olímpico Internacional (COI) no quiere gigantismo en estos eventos. El COI quiere poca inversión en materia de escenarios y, ante todo, que quiere universalizar este encuentro mundial de la juventud en su proceso olímpico.
Esta convocatoria, que estimula a los jóvenes del mundo hacia el orgullo de un primer paso hacia la conquista olímpica, no es tan costosa aunque si requiere de un gran esfuerzo organizativa, pero en este ítem Colombia no es inferior a  los países rivales.
En la carrera por la sede de los juegos olímpicos se quedaron Guadalajara y Róterdam en México y Holanda respectivamente. No sorprendió lo de Guadalajara con una buena infraestructura deportiva luego de ser en el 2011 anfitriona de los juegos Panamericanos.
No tenían, como Medellín, que construir nuevos escenarios, lo tenían casi todo, y aunque la explicación o comentario para justificar esta descalificación, fue la falta de financiación, uno podría inclinarse mejor hacia la pérdida de poder por parte de uno de los todo poderosos del deporte orbital como lo ha sido el magnate Mario Vásquez Raña, presidente de ODEPA y de ACNO, organización deportiva panamericana y comités olímpicos nacionales, respetivamente.
Cerca de irse de la primera y ya retirado de la segunda organización deportiva, Vásquez Raña deberá hoy reconocer que el poder sirve de mucho y hoy ya no lo tiene.
Lo importante ahora será seguir trabajando en forma ardua, pues ya se hizo una gran labor y es por ello que Colombia con Medellín está en la recta final. El objetivo está ahora más cerca pero seguirá siendo difícil.
El 4 de julio el COI tomará la definitiva en Lausana y siendo optimista moderado se puede lograr, pero es el momento de unirse al país, de sentir que este es un compromiso de todos.
Veo a Glasgow como la rival más difícil de superar, siento que la dirigencia mundial quiere la cita del 2018 en América, eso nos favorece, y si así es, Argentina tiene muchas más dificultades.
No se  puede parar, hay que trabajar, saberse mover en el mejor sentido de la palabra, sabiendo mostrar nuestras virtudes y la sede  vendrá Colombia. Ojalá.
Apoyemos a Medellín que es Colombia.