Flavio Restrepo Gómez


Antes de comenzar a hablar sobre el tema de la salud en particular y de las políticas de salud en general, de las Direcciones Territoriales de Salud, de los servicios seccionales de salud, debemos recordar qué es la salud y cómo está siendo manejada en nuestro país.
Según la OMS, en su carta fundacional del 7 de abril de 1946, concebida originalmente por Stampar (1945), definió la salud como: "El estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad. La capacidad de funcionamiento que permiten los factores sociales en los que viven inmersos el individuo y la colectividad".
En 1956, René Dubos habló de una concepción bidimensional de la salud, referida tanto al bienestar físico, como al mental: "salud es un estado físico y mental razonablemente libre de incomodidad y dolor, que permite a la persona en cuestión funcionar efectivamente por el más largo tiempo posible en el ambiente donde por elección está ubicado".
Clásicamente se ha definido la salud como lo contrario a la enfermedad. Así, salud es "el estado del ser orgánico que ejerce normalmente todas las funciones", mientras que enfermedad se refiere a la "alteración más o menos grave de la salud".
Pero la salud es mucho más que eso, se han escrito incontables tratados para definirla. De manera general podemos aproximarnos a una definición más o menos acertada, si pensamos en la salud como un componente esencial en el desarrollo de un individuo y de este en el engranaje de la comunidad.
Los teóricos dicen que la salud es, más que un estado, un proceso continuo de restablecimiento del equilibrio, un proceso que puede cambiar, que es dinámico, ante el cual el ser humano adopta una respuesta para tratar de restablecer el equilibrio perdido. Cuando eso no se logra, entonces viene el desenlace catastrófico y costoso que siempre representa la pérdida de la salud. Para poder mantener razonablemente ese equilibrio es necesario que actúen al mismo tiempo una serie de factores socioeconómicos, ambientales, biológicos y asistenciales, para poder recuperar el equilibrio, con el que se puede vivir como individuo saludable.
Los desarrollistas económicos, establecieron que el capital humano es una pieza clave en todo el engranaje de la salud, "…dando a la salud la categoría de un insumo en el desarrollo económico de un país, porque los seres humanos como agentes productivos, mejoran su capacidad y bienestar, si hay una inversión importante del PIB en estos servicios, garantizando un mejor rendimiento del ser humano. Invertir en salud es una revolución en capital humano, cuyo principal fin es el desarrollo económico de los individuos y del conjunto social".
Estos objetivos deben estar tutelados por el Estado. En el nuestro, esta Colombia tan llena de leyes que no se cumplen, la CN lo hace responsable directo de la misma: Art. 48 "La Seguridad Social es un servicio público de carácter obligatorio, que se prestará bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad… se garantiza a todos los habitantes el derecho irrenunciable a la salud…. No se podrán destinar, ni utilizar los recursos de la salud en fines diferentes a ella…".
"Un ser humano puede restablecer el equilibrio perdido de su organismo biológico y el de su cuerpo como conjunto, demandando servicios médicos y asistenciales, los cuales son bienes intermedios cuyo límite social está en relación con las acciones de los reguladores y administradores del sector salud. La adecuada respuesta del sistema asistencial requiere de insumos humanos y tecnológicos, tanto para el tratamiento de enfermedades, como para llevar a cabo las políticas de salubridad, lo que implica por supuesto una inversión alta en capital".
Controlar a los prestadores de servicios es fundamental, para que se cumplan los requisitos, teniendo acompañamiento y asesoría, por parte de las autoridades departamentales establecidas en ley para hacerlo, para mejorar los niveles de calidad dentro de unos mínimos exigibles a entidades públicas y privadas. Acompañamiento y asesoría que debe ser estricto, pero respetuoso. Un poder en el cual se manifieste la voluntad de los entes territoriales para la vigilancia y control, sin actos agresivos, que siempre terminan por dar al traste con las intenciones buenas que tiene la ley, para convertirla en un coco que todo el mundo quiere evadir.
La realidad está llena de ejemplos de entidades privadas y públicas que maquillan sus instalaciones, quitan parte de los avisos con los que se promocionan, para evadir el control de lo que en realidad tienen funcionando, burlándose impunemente de la autoridad de las Direcciones de Salud, que así, engañadas, evalúan las condiciones de mucho tramposo y camuflador, sin que a esos les pase nada.
Ya hablaremos de la Dirección Territorial de Salud de Caldas, que con sus funcionarios, corruptos unos pocos, entre mayorías decentes, hicieron en este año un periplo en el cual, con una funcionaria contratada sin el lleno de los requisitos legales desde el 1 de enero de 2011, Luz Stella Naranjo, que fungía hipócrita como acompañante, una figura inexistente, cuando tenía un contrato como Verificadora sin serlo como lo exige la ley. Ahora, remendado el entuerto y después de hacer el curso que la acredita como tal, por el que recibió el diploma hace poco más de dos meses, se ufana públicamente de pertenecer a lo que ella con cinismo sin par llama: "La terrortorial de Salud". Una vergüenza para la institución, que hace quedar mal a su Director, Jorge Hernán Yepes Alzate y, al Gobernador de Caldas, Guido Echeverri, poniendo en tela de juicio el papel regulador y orientador de la dependencia, para convertirla en un paredón de estropeo en el cual, sin derecho a la defensa, acaban de un tajo con el esfuerzo de entidades y personas. ¡Y esa es solo una de las irregularidades debidamente documentadas!
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