Cristóbal Trujillo Ramírez


En reiteradas ocasiones he hecho referencia a las múltiples falencias de la política de vinculación de los docentes en Colombia; nada tienen que ver estas objeciones con las personas vinculadas a través de dichos mecanismos, los mal llamados "1278"; para ellos, todo mi respeto y consideración, porque entre ellos hay docentes con sólida formación pedagógica, académicos de alta talla, porque son seres humanos dignos de derechos, pero adicionalmente, son tratados como profesionales de baja categoría.
Su pobre remuneración salarial, su injusto sistema de ascensos, su discriminatorio sistema pensional y sus elevadas asignaciones académicas y responsabilidades laborales, hacen que los maestros en Colombia, especialmente aquéllos que han sido vinculados mediante los procedimientos normativos definidos en el Decreto ley 1278, sean muestra de una vergüenza nacional que liderada por el gobierno central y acompañada por el parlamento colombiano, goza de la indiferencia del país educativo; jamás llegará un estado a posicionar su educación en privilegiados escenarios de calidad, con políticas como ésta, que no solo menoscaba el ejercicio de la docencia, sino que además desestimula el ingreso de los mejores.
No es ofertando becas para que los "ICFES con desempeños muy superiores" estudien programas de licenciatura, es dignificando la carrera docente, es haciendo atractivo su ejercicio, es logrando que ser maestro en Colombia sea garantía de dignidad.
Para todos los maestros del mundo reclamo formación disciplinar pedagógica, para los del sector público y para los del privado, para los nuevos y para los antiguos, para los de la básica y para los de la universidad; la pedagogía no es formación suficiente para garantizar el éxito, pero no tenerla, es correr demasiados riesgos.
Debo reconocer que existen maestros del 1278 con excelentes desempeños profesionales, así como hay docentes con amplia experiencia laboral y vasta formación pedagógica que evidencian serias dificultades en su ejercicio docente; la pedagogía es la disciplina que "calienta los aprendizajes al fuego lento de la pasión ", solo con estos precursores podemos lograr que la escuela, como decía Paulo Freire: "Sea una fábrica de ilusiones para los desheredados de la tierra".
Invito firmemente a los maestros del antiguo estatuto 2277 a dar buena cuenta de su formación pedagógica y de su amplia experiencia laboral, mediante la acertada administración de los procesos del aprendizaje; así mismo a los docentes y directivos del nuevo estatuto 1278 para que aviven ese fuego, con su formación pedagógica a nivel de posgrado; todos con firme convicción de patria, todos comprometidos con la escuela como escenario de emancipación y seguros todos como lo decía Edmund Burke que: "La educación es la menos cara de las defensas de una nación".
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