Fanny Bernal Orozco


Un día mi madre me preguntó: -¿Cuál es la parte más importante del cuerpo? -Mis oídos, mamá-.
Ella dijo: -No, muchas personas son sordas y se arreglan perfectamente. Pero sigue pensando, te preguntaré de nuevo-. Varios años pasaron antes de que ella lo hiciera de nuevo. Desde aquella primera vez, yo había creído encontrar la respuesta correcta.
Y es así que le dije: -Mamá, la vista es muy importante para todos, entonces deben ser nuestros ojos-. Ella me miró y me dijo: -Estás aprendiendo rápidamente, pero la respuesta no es correcta porque hay muchas personas que son ciegas, y salen adelante aún sin sus ojos.
Continué pensando… ¿cuál era la solución? A través de los años, mi madre me preguntó un par de veces más, y ante mis respuestas la suya era: -No, pero estás poniéndote más inteligente con los años, pronto acertarás-. Hace algunos años mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos. Lloramos.
Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto sobre todo porque fue la segunda vez que lo vi llorar. Mi madre me miraba, cuando fue el momento de dar el adiós final al abuelo. Entonces me preguntó: -¿No sabes todavía cuál es la parte más importante del cuerpo, hijo?-. Me asusté cuando me hizo la pregunta justo en ese momento. Yo siempre había creído que ese era un juego entre ella y yo. Pero ella vio la confusión en mi cara y me dijo: -Esta pregunta es muy importante. Para cada respuesta que me diste en el pasado te dije que estabas equivocado y te he dicho por qué. Pero hoy es el día en que necesitas saberlo-. Ella me miraba como sólo una madre puede hacerlo.
Vi sus ojos llenos de lágrimas, y la abracé. Fue entonces cuando apoyada en mí, me dijo: -Hijo, la parte del cuerpo más importante es tu hombro-. Le pregunté: -¿Es porque sostiene mi cabeza?- Y ella respondió: -No, es porque puede sostener la cabeza de un ser amado o de un amigo cuando llora. Todos necesitamos un hombro para llorar algún día en la vida, hijo mío. Yo sólo espero que
disfrutes amor y amigos y así siempre tendrás un hombro donde llorar cuando lo necesites, como yo ahora necesito el tuyo-
Tomado de: www.pensamientos.com.mx
La pregunta inicial de esta historia, puede ser respondida de manera diferente por cualquier persona, cada cual dirá su preferencia y quizás imagine cómo sería su vida al faltarle alguna parte de su cuerpo y cuando se tiene la experiencia de conocer a alguien que carece de una sus partes, es asombroso observar cómo aprenden a ir por la vida, a pesar de las circunstancias que les ha correspondido afrontar.
Y es que esas acciones cotidianas, como moverse, hablar, mirar, acariciar, escuchar, oler, cobran un mayor significado e importancia cuando no se tienen o se pierden, ya que lo que puede ser simple para una persona, para otra puede ser aun acto complejo, difícil y hasta doloroso.
Dice Diane Ackerman, en el libro: ‘Una historia natural de los sentidos’; “El mundo es un manjar sabroso para los sentidos”, y es que todo lo que sucede en el universo externo afecta de manera directa tanto las actitudes como las emociones de cada individuo, así por ejemplo hay estímulos que tienen una rápida conexión con el pasado y logran como por arte de magia recrear historias íntimas
y además generar diferentes asociaciones.
Contar con los sentidos es maravilloso, como lo es también el sentirse agradecido por lo agradable y fácil que pueden hacer la existencia de los seres humanos. Sin embargo en la historia del día de hoy la invitación es a ver con una nueva mirada, una parte del cuerpo de la que no se habla mucho, los hombros como sitios de encuentro, espacios desde donde se da y se recibe la ternura y el afecto, pequeños nidos para acoger a las personas amadas o que necesitan seguridad y calidez en algún momento de la vida.
Poner la cabeza en el hombro de otra persona, es todo un ritual íntimo, que en muchas ocasiones no necesita palabras, solo el silencio y el abrazo acunador que reconforta, sin preguntas, solo basta el mensaje silencioso del abrazo, acto simbólico que permite acompañar en el dolor o compartir un momento de alegría, cualquiera que sea la necesidad y el gesto, siempre será importante encontrar un hombro amoroso como refugio.
*Psicóloga fannybernalorozco@hotmail.com Profesora Titular Universidad de Manizales
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