Elizabeth Ortiz Palacio


Los modelos de alimentación infantil aplicados por la mamá se basan en la disponibilidad de los alimentos en el hogar, las tradiciones familiares y a la interacción con los niños durante la comida. Estos modelos les genera un estímulo condicionado que asocia determinados alimentos con eventos específicos (fiestas, castigos, entre otros) ejerciendo un efecto modulador sobre su comportamiento alimentario.
De manera inconsciente la madre en la semana 26 de gestación interactúa sus ingestas con el registro inicial de sabores y olores, es decir, aceptación o rechazo de alimentos que presentará su bebé. Para sorpresa de la mamá algunas veces el niño no quiere consumir ciertos alimentos o por el contrario hace combinados que ni a ella se le ocurren, pero que sí ingería durante la gestación.
Por lo tanto, depende del reforzamiento positivo o negativo derivado de las experiencias, que los niños adopten preferencias alimentarias y costumbres familiares. Recordemos cómo la mamá inicia la vida social de la alimentación de sus hijos: los lleva a la mesa, los sienta en su regazo, les da del plato exclusivo del bebe o de su mismo plato, mientras que observan el panorama de parlanchines familiares, paso de bocados del uno al otro, el que reclama que le tocó mas pequeño, el que quiere que le saquen lo que no le gusta, el que no quiere comer y aquel que le llaman la atención porque ya terminó.
Por lo tanto, se acepta que los comportamientos frente a la alimentación se adquieren a través de la experiencia directa con la comida, por la imitación de los modelos, los simbolismos afectivos y las tradiciones culturales.
Por eso, en un intento por suministrar buena alimentación se estudió la relación entre madres e hijos a la hora de comer y se encontró que un alto porcentaje inducen a sus hijos a ingerir los alimentos.
Además, se ha señalado que las influencias genéticas y el ambiente familiar tienen un impacto relevante sobre el patrón alimenticio. Vemos cómo unas mamás permiten que sus pequeños exploren con sus manos un suculento puré de papa antes de ingerirlo, mientras que otros no tienen esa posibilidad.
En conclusión, la diversidad de factores que se involucran en el consumo de alimentos toma dos caminos: la ingesta alimentaria enfocada en la calidad y cantidad y la otra orientada hacia la relación habitual del individuo con los alimentos. Por ejemplo, en "Agua para chocolate" la escritora mexicana Laura Esquivel rescata tradiciones del mundo femenino que rodea a Tita, el personaje principal y en la música el mejor cumplido que le hizo Mozart a su madre fue "terrina de mantequilla" por el plato que le preparaba. Para cada uno de nosotros hay una preparación única y de sabor exclusivo hecha por nuestra mamá.
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