Jorge Raad


La independencia es un estado de ser y una cualidad que se reclama en todas las acciones de los humanos y se llega al hecho de exigir que las instituciones sean independientes, situación que las conduce hasta la soberanía, como lo que sucede con el país. Pero de quien depende esa autonomía es de quienes pueden dirigir a la Nación o a las entidades, porque es un absurdo por sí mismo clamar por una liberación absoluta de entes sin el compromiso de los seres humanos. Las instituciones son neutras ante el sometimiento a otras.
Sin embargo, se reconoce la subordinación de instituciones cuando existen instancias superiores, pero en la realidad quienes están en condición de sumisión son quienes integran las entidades y por norma deben aceptar las decisiones sin más alternativa que acatar, y lo máximo que se expresa en la actualidad es que eufemísticamente se lanzan las personales opiniones cuando se hace conocer que no se comparte, con lo que se reafirma la obediencia a pesar de lo que gravita filosófica, científica o técnicamente en contra.
Las entidades, tanto estatales como privadas, tienen muchas otras subordinaciones, lo que las hace mantener líneas de trabajo más o menos reguladas frente a la realidad que vive el país. De ellas no se escapan los medios masivos de comunicación, porque inclusive los principios que los regulan son normas a las que tienen que someterse, y las cumplen en mayor o menor proporción según sea la época.
No toda subordinación está condicionada por el dinero. La variedad de lazos de dependencia es tan numerosa como intereses tengan quienes conducen o laboran en las entidades. Lo que sucede es que no siempre esas dependencias se trasladan a quienes trabajan y estos pueden gozar de cierta libertad, no absoluta, en el ejercicio de sus funciones. Y no es absoluta porque cuando se posee algún grado de inteligencia, los seres humanos descubren los intereses de quienes son sus superiores y procuran no confrontarlos abiertamente, mucho menos cuando su cargo o estabilidad laboral depende de quienes los dirigen en determinado momento. Simple acción de supervivencia, explicable y entendible.
Los columnistas de los medios escritos, o comentaristas o analistas de los demás medios de comunicación, no son absolutamente independientes ni lo pueden ser, porque son seres humanos que aunque no se someten a condiciones perentorias abiertas o encubiertas de quienes los dirigen o encauzan su labor, sí poseen sus propias convicciones e intereses que hacen que su trabajo sea una extensión de ellos, total o parcialmente, en muchas proporciones.
Las cualificaciones de cada columnista o analista hacen que ellos sean leídos, oídos o vistos. Actualmente existen mensajes paralelos especiales para los discapacitados, mayoritariamente por quienes se encuentran identificados con ellos y otros en menor proporción, en disenso, los atienden como una expresión de liberalidad de su mente y comportamiento, como una oportunidad de tener acceso al pensamiento opuesto, lo que es absolutamente necesario y válido.
Recordando al humanista mexicano Rubén Pérez Tamayo en el Manuscrito de Tolum: "¡Ah! Veo que mi pequeña exageración dio en el blanco. Admite que si vamos a hablar de investigación, simplemente no podemos ignorar que el investigador es un ser humano, con sentimientos, emociones, pasiones, sueños".
Cierto: Si ello sucede con la investigación, ¿qué no acontecerá con las otras actividades de las personas? Lo expresado: no hay nadie absolutamente independiente, lo que se pide es que no se venda por unas monedas, y en este caso las piezas metálicas pueden ser reemplazadas por cualquier cosa que comprometa sus convicciones o intereses estructurados y preestablecidos, que no deben ser expuestos al vaivén de la oportunidad.
Nota: Los ciudadanos tienen esperanzas en los diálogos hacia la paz. Nada hay más perjudicial que las esperanzas sean proclives al fracaso. Ello no obsta para tener cierta cantidad de escepticismo. Los colombianos merecen vivir en paz y acabar con toda la violencia cotidiana, y toda es toda, aunque sea un idealismo.
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