Fraile


Francamente somos muchas las personas que no entendemos por qué la Corrida de Toros tiene tantos enemigos y detractores, si ella, como concepto, es en esencia la escuela de la tolerancia y del respeto, no solo en lo que respecta a lo que sucede en el albero y sus alrededores sino también frente a los gustos e inclinaciones de los demás miembros de la sociedad que disfrutan con actividades, deportes o "hobbies" diferentes a la tauromaquia.
Bien harían aquellos que pretenden imponer sus particulares apetencias, o quizá sus frustraciones y complejos arrinconando el espectáculo taurino, en aceptar que existen muchas otras actividades del hombre que agreden, que lastiman y que en veces se convierten inclusive en vehículos de muerte de los propios seres humanos.
Quizá una de las causas principales para desconocer los muchos valores que la actividad taurina posee sea la mala influencia que sobre nuestros pueblos tercermundistas ha ejercido la aplanadora ideológica y cultural anglosajona.
No es aceptable desde ningún punto de vista, ni ético, ni científico, ni político y menos religioso, el pretender ubicar a los animales y a los seres humanos en un mismo plano. Esta estratagema bien puede dejársele a la ficción, al gringo Walt Disney si acaso, que para distraer a los niños decidió tocar con la chispa de la racionalidad y la conciencia a diversos irracionales, tales como ratas, culebras, panteras, leones, osos, elefantes e incluso Toros de lidia que, debidamente caricaturizados, han logrado llegar a producir sentimientos de ternura, confianza, cariño, afecto y tantos otros que dadas las falsas raíces que los motivan, resultan tan ficticios como la pretendida racionalidad y bondad de las bestias.
Y continuando con la moderna colonización de nuestras costumbres resulta infortunado para la sociedad, por decir lo menos, ver cómo uno de los más conocidos y reconocidos deportes anglosajones, pues fue precisamente en la tierra de la bella Kate Middleton en donde se concibió, se ha convertido en un verdadero cáncer social que trastoca las emociones y alegrías que el evento produce en los "hinchas" y las convierte en luto y dolor dadas las extrañas y deformadas maneras en que sus seguidores deciden defender a sus equipos predilectos o manifestar sus sentimientos antes, durante o después de un "match".
Pienso entonces que la sociedad debería, en vez de estigmatizar este deporte, como por facilismo o ignorancia lo hace con los Toros, buscar formas, soluciones, caminos que conduzcan a reducir el problema y dirigir todos sus esfuerzos a reeducar a los desadaptados que causan este malestar que afecta no solo a los adeptos a este deporte, sino a muchas personas ajenas a la actividad cuya libertad y seguridad se ven afectadas, inclusive aún cuando no haya un partido en curso.
Si en lugar de salir a las calles a tildar de asesinos y torturadores a quienes gustan de la actividad taurina, y a retarlos tratando de obligarlos a reaccionar violentamente, cosa que nunca conseguirán pues los aficionados al Toro son gente pacífica y educada, si en vez de tentar taurinos, repito, estos muchachos enfilaran todos sus esfuerzos en buscar soluciones para acabar con la infame "violencia del fútbol" con toda seguridad mejoraría la cada vez más deteriorada salud mental de nuestra juventud.
El camino es la tolerancia. Todos cabemos dentro de nuestra sociedad.
Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile.
Colombiano compra colombiano.
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