Fraile


He pensado que los taurinos estamos en mora de desenmascarar la verdadera razón de la prohibición de las corridas de toros en la Monumental de Barcelona. Si bien esta medida ha venido siendo usada por los detractores de la Fiesta como un ejemplo de respeto a los animales, como una muestra de europeismo o como una manifestación más de las actitudes civilizadas del pueblo catalán, muchos sabemos, aun cuando algunos se hagan los de la vista gorda, que las razones de la prohibición son bien otras.
En Cataluña se dan cerca de cuatrocientos espectáculos al año en los cuales intervienen toros de casta y que, a decir de los catalanes, hacen parte de la cultura y tradición de esa región de España. Dichos eventos se programan en calles, plazas de pueblos y ciudades, cerrados vecinos a las poblaciones e incluso en playas a la orilla del mar y son conocidos, de manera genérica, como "correbous", en los cuales los oprobios que se les hacen a las reses son infinitamente mayores que aquellos que se les infligen en la corrida tradicional. Precisamente el pasado mes de abril la Generalitat, o sistema institucional en que se organiza políticamente el autogobierno de Cataluña, aprobó el reglamento que regula estas fiestas, medida que ha generado un gran descontento entre las organizaciones defensoras de los animales quienes han manifestado: "Hace tiempo que venimos reclamando que no se pueda maltratar a los toros, estirarles el rabo, darles patadas en la cara o en su cuerpo, clavarles dardos en el costillar, arrastrarlos por las calles atados con lazos y la Generalitat ha hecho oídos sordos a nuestras quejas; parece ser que maltratar a los toros en Cataluña está permitido si es tradicional" y rematan con esta perla "La ley prohíbe cualquier espectáculo taurino con o sin muerte del animal; la única excepción son los "correbous" por ser tradicionales, pero no condenan las tientas y demás espectáculos privados que se dan, con toros y vacas, para entretener turistas. Estos espectáculos particulares no son tradicionales, no cuentan con ninguna ley que los regule, pero se permiten".
Entonces, me pregunto yo: ¿cómo es el galimatías conceptual que pretenden manejar los políticos catalanes? Según ellos en el "correbous", aún cuando se maltraten los animales, se permite dado que posee la tradición requerida para no ser prohibido en este antiguo reino ibérico. ¿Por qué entonces a las corridas de toros, que llevan celebrándose el mismo tiempo que los encierros de toros cerriles, se les da un tratamiento distinto y no se le reconoce su pasado? ¿Con qué sistema interpretativo maneja la clase política catalana este asunto? La respuesta a esta pregunta, sin darle más rodeos al tema, es simple y sencilla: no existe, desde óptica alguna, una razón válida para justificar esta acomodaticia interpretación. Lo antes dicho demuestra como la determinación de prohibir las corridas de toros en la "Monumental" no es otra cosa que una posición política, de ninguna manera técnica y menos aún proanimalista. Se trata tan solo de una medida que pretende desconocer una realidad objetiva que de siempre se ha dado en esa parte de la geografía ibérica afianzada, la norma, en el falso argumento de la falta de tradición. Los chauvinistas descendientes de los condes de Barcelona solo buscan, con posturas como estas, formas para poder desterrar todas las costumbres que huelan a España. Y en cuanto a los espectáculos menores que se montan para complacer al turismo y que conservan las maneras de la usanza española, no osaron tocarlos los politiqueros de turno pues el atentar mayormente contra la economía de un poderoso sector de la comarca resultaba, por decir lo menos, políticamente incorrecto. El daño hecho a la industria sin chimeneas cerrando la plaza de toros era el máximo tolerable por parte de los directivos del ramo de la recreación, en aras de la defensa del fingido nacionalismo invocado.
Entonces como ves, mi querido Juan José, quien pretenda usar como argumento "animalista" la prohibición de las corridas de toros en Barcelona o es un ignorante o pretende engañar a su interlocutor.
Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile.
Juan José, te invito a unirte a la campaña de la triple C: "Colombiano, Compra Colombiano".
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