Leonardo Pineda


Cine de hoy
Twitter: @leonardopineda
"No hay donde esconderse"
Marc Forster
Los zombies no han sido del gusto popular, eso lo tenemos claro. La fascinación por estos monstruos jadeantes y terroríficos ha sido reservada, casi siempre, a los nerds y a algunos cinéfilos extremos, de ahí que me haya sorprendido la enorme acogida que ha tenido la película de Marc Forster protagonizada por el taquillero Brad Pitt.
Forster ha sido un director muy intimista en sus realizaciones cinematográficos adaptando algunos libros con una profundidad social y personal poco abordada en el cine comercial, ejemplo de ello son sus películas Monster's Ball (2001), Encontrando Neverland (2004), Más extraño que la ficción (2006) y Cometas en el cielo (2007). Esta película es extraña en su concepto, pero ahonda en los personajes de una manera brillante llevando al espectador por un viaje personal a medida que cada historia es contada. El que Forster se haya involucrado en el proyecto de Guerra Mundial Z ya denotaba que no iba a ser una simple película de zombies, sino que estaría enmarcada en un tipo de drama humano sin quedarse en lo majestuoso de los efectos especiales, tal como lo hizo al retomar el personaje de James Bond en Quantum of solace (2008).
El aporte de Brad Pitt es insuperable en su protagónico, el cual surgió en el guión adaptado porque el libro de Max Brooks no se centra en un solo personaje y es más una recopilación de varias historias que en la película confluyen en el exinvestigador de la ONU Gerry Lane, así que si leyó el libro no se preocupe, es más un referente que una adaptación del mismo.
Ahora bien, los elementos necesarios para hacer de este film un éxito de taquilla se complementan con la increíble e impecable utilización de los efectos especiales que dejan anonadado al espectador, la tecnología usada es sorprendente, algo nunca antes visto en lo que se refiere a las hordas de zombies atacando todo a su paso, pero reitero que la historia no se queda apoyada en lo visual. Los otros personajes principales están bien estructurados, especialmente el de Mireille Enos, quien hace de esposa de Pitt y llena ese espacio de la naturalidad que debe enmarcar el universo de su personaje. El recurso de la tercera dimensión es muy aprovechado desde los créditos, así que esta es una aventura imperdible y a todo hay que sumarle la música de Muse. Extraordinaria película, muy esperada y absolutamente complaciente, algo que pasa poco con el cine de hoy.
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