Jorge Enrique Pava


La verdad es que no entiende uno el grado de estupidez de este gobierno. Los propios organismos del Estado descubren un plan macabro de las Farc para asesinar al expresidente Álvaro Uribe Vélez, al Fiscal General y al exvicepresidente Pacho Santos, y lo único que atina a decir el Gobierno Nacional y su vocero en la farsa de La Habana es, que si se hubieran perpetrado esos crímenes, se hubieran roto las negociaciones. ¡Qué tal!
De manera pues que, ¿así como en La Habana "nada está acordado hasta que todo esté acordado", en Colombia las Farc no son criminales hasta que acaben del todo con el país? ¿El habérseles frustrado estos atentados, convierte a las Farc en mansas palomas? El solo hecho de haberse descubierto ese plan y haberse develado las intenciones de llevar a cabo estos magnicidios con estudiada premeditación, debió haber servido para que se acabara el "merecido descanso" de los cabecillas criminales en Cuba y se parara de la mesa el pusilánime gobierno de Santos.
Porque no puede ser posible que en Colombia se sigan tomando las decisiones con base en la cantidad de sangre que se derrame o en la importancia de quienes la derramen. Las Farc son terroristas, y punto; las Farc son unos criminales sin remedio, y punto; las Farc son desalmadas, miserables y mezquinas, y punto. ¿El gobierno de Juan Manuel Santos quiere más pruebas de las que a diario le dan estos asesinos? ¿Habrá qué esperar a que se sacrifiquen más personas y a que se sigan cometiendo más "asesinatos simbólicos" para frenar a estos bandidos mediante el cumplimiento de las obligaciones constitucionales?
Pero si no se entiende el grado de estupidez del Gobierno, mucho menos se entiende el de irresponsabilidad. El exvicepresidente Pacho Santos ha denunciado que su esquema de seguridad y el de su familia le fue disminuido a la mitad, en contra de su voluntad. ¿Se le olvida a Juan Manuel Santos que su primo hermano tuvo que salir exiliado del país hace unos años por amenazas directas de estos mismos criminales de las Farc? ¿Cómo es posible que se le reduzca la seguridad a quien se sacrificó en la vicepresidencia ocho años por el país, para incrementárselo a Karina y demás criminales de las Farc que, por el contrario, llevan décadas sacrificando al país?
Porque es increíble ver el esquema de seguridad de los voceros de las Farc o de Teodora. Son batallones enteros cuidándolos, protegiéndolos y tratándolos como reyes; y cuando quieren posar de víctimas o robar espacios mediáticos, solo necesitan quejarse y esa seguridad se les redobla en dimensiones impresionantes. Pero a quienes le han servido a la Patria dentro de la democracia y por la defensa de la democracia, el propio Estado los abandona a su suerte o los castiga por carecer de sus afectos. ¡Eso no es justo!
Es contradictorio además que quienes hoy tratan por todos los medios de entrar en la democracia, y de posesionarse directamente en sus estamentos más representativos, quieran acabar violentamente con la vida de personas que, como Uribe y Pacho, simbolizan un Estado democrático, pues siempre han jugado dentro de la constitución y se han sometido a ella en su vida pública. Y más contradictorio aún que el propio Gobierno les siga el juego a estos criminales después de las evidencias de salvajismo. Las Farc han puesto como condición inamovible para el colofón de esta farsa, que se les proteja en el ejercicio de su actividad política, y se les garantice el derecho a la vida. ¿Tendrán autoridad para imponer estas condiciones, cuando pretenden acabar con sus rivales políticos mediante balas y bombas?
Seguramente habrá quienes traten de desestimar estas amenazas diciendo que se trata de un montaje para victimizar al uribismo en época electoral. A estas personas hay que recalcarles que este plan fue develado por el Gobierno Nacional y descubierto por sus organismos de inteligencia; luego, no hay duda de que se trata de una verdad de a puño y que el riesgo que corren los personajes amenazados no puede ser tratado a la ligera. Y seguramente también habrá quienes sigan descalificando los gobiernos Uribe-Pacho Santos, mediante acusaciones tendenciosas e injuriosas; a ellos hay que decirles que han estado toda su vida sometidos a la ley y encarando los procesos con civilidad y civismo, y han salido siempre airosos.
Y para rematar, el pasado 9 de abril, Joaquín Gómez, miembro del Secretariado de las Farc, consignó en un comunicado de prensa que la Columna Teófilo Forero (encargada del asesinato de Uribe, Montealegre y Pacho) pertenece al Bloque Sur y que "está de acuerdo con sus representantes en las actuales conversaciones de paz en La Habana. Acatará y cumplirá al pie de la letra con los acuerdos a que se llegare". ¿Habrá entones alguna disculpa? ¿Con qué ironía saldrán ahora estos criminales? ¿Se les podrá creer? Lo triste es que todo parece indicar que sí: que para este Gobierno, las Farc siguen siendo unas mansas palomas.
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