Gonzalo Duque Escobar


Son variadas las acciones institucionales que buscan hacer de Manizales una ciudad estratégica para el desarrollo regional, como necesaria la articulación de esfuerzos y construcción de confianza cimentada en la voluntad política regional. Las propuestas y elementos técnicos, comentados en foros y documentados, se resumen en un par de ideas fuerza: la de mirar la apuesta ‘Manizales territorio competitivo’ soportada en las TIC articulada al proyecto "Pereira ciudad inteligente", y la conformación de un clúster urbano en el Eje Cafetero, apuestas que deberían abordarse mediante políticas públicas que se expresen en un ordenamiento integral del territorio y encontrar soporte en procesos institucionales de largo plazo, concertados a nivel regional.
Ahora, partiendo del presupuesto de que la suerte de Manizales pasa por la integración de la subregión Centro-Sur con Pereira, y fortalecer en Caldas sus poblados cordilleranos del oriente y norte patrimonial, la cultura afro e indígena del occidente minero y aprovechar el potencial geoestratégico de la llanura magdalenense, entonces el gran escenario urbano conurbado estaría obligado a forjar su identidad cultural en el café como elemento catalizador para lograr la estructuración del territorio y consolidar ese clúster urbano cafetero capaz de articular sus funciones metropolitanas a las de Cali y Medellín, y a la conurbación Honda-La Dorada capitalizando beneficios de la multimodalidad del puerto y su convergencia con el altiplano. En ese marco, veamos cuatro estrategias para posicionar a Manizales de cara al desarrollo regional:
a- Priorizar la formación de capital social sobre el crecimiento económico, lo que obliga a implementar un nuevo modelo educativo de cara a la sociedad del conocimiento. Al respecto, dos elementos clave para comprender el sentido y alcance de dicha propuesta: el desempleo cafetero, consecuencia de políticas como soportar la competitividad en salarios de miseria sin advertir que la causa parte del cambio en la estructura del empleo, que obliga a desarrollar las competencias intelectuales y sociales, y el talento humano, y a resolver la brecha de productividad e ingresos que empobrece nuestra provincia, mediante políticas de ciencia, tecnología y cultura orientadas a elevar la productividad de sectores artesanales y rurales y del trabajo humano.
b- Resolver el modelo conflictivo de ocupación del territorio satisfaciendo objetivos de sustentabilidad ambiental, justicia social y equidad económica. En este aparte, además de atender las demandas de la crisis rural y la minería artesanal, reorientar las políticas públicas que solamente benefician a los sectores agroindustriales y la economía extractiva a gran escala, debe abordarse el ordenamiento de cuencas, la gestión del riesgo y la reconversión de procesos productivos, además de solucionar conflictos socioambientales estructurales relacionados con suelo urbano, restitución de tierras, enclaves mineros e infraestructura energética y productiva.
c- Crear sinergias territoriales en la ecorregión soportadas en un nuevo modelo urbano más verde e incluyente, descentralizando el presupuesto y la infraestructura social y económica, y construyendo la identidad cultural en cada subregión de nuestro escenario biodiverso y pluricultural. Transformar las ventajas comparativas naturales y culturales en ventajas competitivas, e implementar esquemas asociativos entre ciudades, son estrategias que permiten construir masa crítica en temas claves del desarrollo. A propósito de esto, con el declive de la sociedad industrial nuestras ciudades deberán evolucionar para resolver problemas fundamentales, como fragmentación social y desempleo, movilidad y espacio público, guetificación urbana y delincuencia… d- Conurbar el área rururbana para conformar la Ciudad Región, lo que supone complementar las economías regionales y potenciar la movilidad integrando el sistema de transporte entre las áreas metropolitanas. La viabilidad de un clúster urbano cafetero, ubicado sobre la intersección de los ejes fundamentales del "triángulo económico" de Colombia, parte de desarrollar un nodo logístico en el Eje Cafetero articulando el eje de desarrollo que sale de las capitales cafeteras, avanza por el Magdalena Centro y llega al altiplano, y conurbando todo el occidente colombiano entre Cali y Medellín. De ahí la importancia del Tren de Occidente saliendo por Urabá, de la Transversal del Café diseñada como una vía de primer orden para complementar a La Línea, de la multimodalidad del puerto de La Dorada, del Aeropuerto del Café para acceder mercados que hagan viable el Paisaje Cultural Cafetero, y de una alternativa para acceder a la cuenca del Pacífico.
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