Los pendones en los que salen Arturo Yepes y Amparo Sánchez parecen la carátula de un disco de un dúo de cantapisteros.

Una vez más, las calles de nuestra ciudad se ven contaminadas con pendones y avisos de políticos colgados de cuanto espacio y poste de luz hay disponible. Sin embargo, si fuera candidato y viera mi imagen en una de esas cosas, le pediría a mi jefe de prensa o publicista que me reintegre la plata. Nada de creatividad. Millones y millones de pesos perdidos en avisos que son tan carentes de ideas como muchos de los candidatos que allí aparecen.

Los pendones en los que salen Arturo Yepes y Amparo Sánchez parecen la carátula de un disco de un dúo de cantapisteros. Ese fondo verde, que no es más que un monte desenfocado, y sus miradas al horizonte me hacen pensar en que entonarán bambucos o baladitas simplonas. Un Madrigal. Un Moliendo café.

Arturo canta por estos días Yo quiero tener un millón de amigos, y para ello tiene a su amiga Nancy Quintero, para que le consiga los primeros 50 en Aguadas y se los lleve -con todos los gastos pagos- hasta Bogotá. Puede que no necesite el millón, pero sí al menos un poco más de los 42 mil 787 que lo acompañaron en las pasadas elecciones y que no le alcanzaron para llegar a la curul.

El candidato a la Cámara, sin embargo, anda desafinado. Incluso su hermano, el presidente del Partido Conservador Ómar Yepes, se lo hizo saber. Ómar, que ha grabado tres discos en los que interpreta tangos y boleros (dicen que se los regaló a sus enemigos políticos), le pidió que no lo metiera en el negocio del tour bus Aguadas-Manizales-Bogotá en el que los "amigos de Arturo" se verían obligados a votar por Juan Manuel Santos. Ómar dice que no comulga con esta clase de actos.

Acto hipócrita ya que Ómar tiene sus grandes éxitos grabados en 160 casettes. Los llamó "Tráfico de Influencias" y su productor fue Josué ‘el chivo expiatorio’ Jaramillo. En esas 3 mil 500 horas de grabación, este artista de la manguala y la coalición reparte puestos a sus amigos y conocidos. A pesar de la gran popularidad que tuvo entre la prensa, en 2004 el Consejo de Estado consideró que no había lugar a una pérdida de investidura. Desde ese entonces, Alejandro Ordóñez Maldonado, presidente en ese momento de este ente estatal, mostraba que lo suyo no son las grabaciones, sino los libros. Y si son para quemar, mejor.

Pero volvamos a las vallas...

Lina Cardona parece modelo de catálogo, sobre todo cuando sale acompañada de Simón Gaviria. "Sacos rojos para él y para ella con un 20% de descuento en su almacén El Liberal".

Los publicistas de Luis Emilio Sierra usan la misma foto suya de hace doce años. Aunque creo que el senador tiene en su casa un retrato que envejece y se deteriora con cada pecado por él, como Dorian Gray. Su publicidad es igual a la anterior, solo que le cambiaron a Juana Carolina Londoño, por el gato de turno con el oído endulzado por promesas electorales.

Jaime Alonso Zuluaga y Hernán Penagos parecen clones. Con sus pendones verde menta apastelado, parecen extras en un comercial de Ensure. Y con su lema "Es el momento de Caldas"... ¿momento de qué? ¿Para crecer? ¿Para figurar en las páginas judiciales porque una de las Unidades de Trabajo Legislativo (léase pago de favores políticos) del señor Penagos fue condenada a cuatro años de cárcel por comprar cosas robadas (delito de receptación)?

Los del Polo Democrático parecen en una plancha para elección a líderes de los taxistas.

Los del Mira cambiaron sus pendones por rectificaciones a las palabras de una de sus líderes María Laura Piraquive.

Los liberales de Adriana Franco y Fernando Mancera, cuando salen en el mismo pendón, parecen un aviso de "Antes y Después", de un cambio de sexo. Sobre todo por el mensaje que lo acompaña: "Para que vivas mejor". Y el niño lagartija, o sea Mauricio Lizcano (¿nadie ha notado el tic nervioso que tiene y que lo lleva a asomar su lengua por la boca constantemente, como lo que es, un lagarto?), dice "Me gusta", pero ¿qué es lo que le gusta? ¿Presionar a sus fichas por votos? ¿Amenazar a quienes los apoyan? ¿Las chiva tours que le llevaron a Expoferias el pasado fin de semana? ¿La Marmolejo?

Pero la publicidad más hilarante y que está en todo lado es la de Mari Castaño. La primera vez que vi uno de sus avisos no tenía foto del doliente, solo un mensaje y el nombre del candidato liberal. De primerazo leí: "Mari Castaño", y me eché a reír. No vi la mano que hace una rosca, como ese símbolo del OK gringo, y que supuestamente hace la ‘O’ de Mario. Cuando me percaté de esa manito, reí aún más. No me pareció un OK sino un esfinter. Un ano. Y no fui el único. Mi hermano, que es publicista, estuvo de vacaciones en la ciudad y me preguntó: "¿ese tipo se llama Mariano Castaño?".

Luego vi esa enorme valla a un costado de la Calle de las Guapas, en la Galería de Manizales, y supe que todo era intencional para ganarse el voto de la comunidad LGBTI. Sin embargo, me inquieta Mario Castaño, amigo del prófugo de la justicia Carlos Arturo Fehó. Cuando lo veo en esos avisos, con esa sonrisa y haciendo ese gesto con su mano solo puedo pensar en que a este tipo solo le interesa la política por la rosca.

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Vergüenza deben sentir los supieños después de lo que ocurrió esta semana en su pueblo. Recibir con mariachis y la canción Pero sigo siendo el rey a un personaje tan siniestro como Ferney Tapasco, condenado por parapolítica y vinculado al proceso (que aún sigue en marcha) del homicidio del periodista Orlando Sierra, deja muchas dudas de la integridad de los dirigentes políticos de esa población.

Y da asco que a los funcionarios de la alcaldía les pidieron 50 mil pesos para armar la parranda en una exclusiva discoteca de ese pueblo. Evidencias del poder político que Tapasco todavía mantiene y del temor que genera en muchas personas.