Alejandro Samper


El problema que tengo con la aerolínea Avianca creo que ya es una cosa personal. Viajar con ellos, se me ha convertido en un trauma que incluso afecta mi salud. En diciembre le dije a un funcionario de esta empresa que deberían instalar dispensadores de calmantes en La Nubia, para que los viajeros asuman de manera más llevadera las noticias de los constantes retrasos (por mal tiempo, por mantenimiento de aeronaves, por tráfico aéreo en Bogotá...). A esto le pido que le sumen un dispensador de antiácidos.
Viajar por Avianca es reencarnar en Odiseo. Es padecer un largo trayecto lleno de cantos de sirenas y odiosos cíclopes. Hay que sacrificar un cordero o una doncella virgen para que el clima permita la salida y llegada de vuelos. Ir donde Pitia para que el oráculo Fabio Villegas (Presidente de Avianca) nos diga si le hacen mantenimientos extraordinarios a las aeronaves o si el tráfico aéreo en ElDorado funciona con normalidad.
No soy supersticioso y carezco de fe, pero antes de pisar La Nubia cruzo los dedos y me echo la bendición. Para el trayecto de Manizales a Bogotá, o viceversa, que en condiciones ordinarias toma 40 minutos en uno de los nuevos ATR, hay que preparase como si fuera a hacerlo por carretera en un Bolivariano. O sea, unas siete u ocho horas. En diciembre pasado, por ejemplo, viajé -padecí- con toda mi familia uno de estos periplos. Una vez más nuestro aeródromo se había convertido en una terminal de buses para Pereira. Había vuelos cancelados, otros aplazados y en los funcionarios de Avianca se notaba la impotencia de no poder solucionar los problemas de los viajeros. "No se enoje, señor Samper, no es culpa nuestra. Es el clima", me dijo uno de ellos.
Después de tres horas y media de esperas, retrasos y paseo en bus, estábamos en Pereira, donde -por razones todavía desconocidas- el vuelo se retrasó. No es por ser malicioso, pero creo que estaban acumulando pasajeros para despacharnos en un avión más grande, como efectivamente sucedió. Si todo hubiese salido como inicialmente se planeó (y se pagó) debíamos haber llegado antes de mediodía a la Capital. Sin embargo, llegamos al caer la tarde. Siete horas.
Mi más reciente viaje con esta aerolínea tuvo un ingrediente digno de La Odisea: el canto de sirenas. Un día antes de viajar me llaman a advertirme que mi vuelo de regreso lo iban a mover. Tomando nota de esto, llegué a La Nubia y pregunté en el mostrador de la aerolínea si era cierto que mi vuelo de regreso lo habían cambiado. Miraron en el sistema y me dijeron que el itinerario no se había modificado. Les conté que me habían llamado, los motivos del cambio (mantenimiento a unos Fokker) y quería estar seguro de la hora de regreso. "No señor, su vuelo sigue para las 14:40 del sábado".
Desconfiando de este canto de sirenas, una vez en Bogotá ingresé al portal de internet de Avianca para averiguar el itinerario del vuelo. Aparecía registrado en el vuelo de las 14:40. Incluso me enviaron un correo en el que se confirmaba el vuelo de las 14:40. Todo en itinerario. Seguí dudando. Volví a revisar. 14:40. El sábado hice el check-in virtual, esperando algún cambio. Nada. Todo en itinerario. Hora de salida 14:40. Llegada a Manizales: 15:40. Tengo los correos.
Llegué al Puente Aéreo de Bogotá una hora antes, como ellos lo recomiendan, y al ingresar a la sala de espera me enteré de que todos los correos y las confirmaciones habían sido cantos de sirena. El vuelo salió a la 13:40. Y comienza la procesión de "sacaculismo" de los empleados de Avianca.
La niña de la sala de espera me dijo que el vuelo sí estaba programado para las 14:40, pero que lo habían adelantado. No dio más explicaciones. Me mandó para donde los cíclopes de atención al cliente. Allá, a pesar de que les mostré los correos que decían la hora del vuelo y de que en el sistema aparecía las 14:40, miopes como son, decían que no podían hacer nada. Haciendo gala de "sacar el culo", prefirieron conectarme con la línea de atención al cliente. Fueron 60 minutos pegado de un teléfono escuchando mensajes, instrucciones y de interactuar con un odioso asesor llamado Henry.
En ese momento entendí el concepto del slogan de esta aerolínea: "Es por ti". Si las cosas salen mal, lo sentimos, es por ti. Por tu culpa. Cuando le dije a Henry que tenía las evidencias de que ellos me habían enviado correos en los que confirmaban el vuelo para las 14:40, y que el último lo había recibido ese mismo día, me tildó de mentiroso. Como no podía ver los correos, a pesar de que sus compañeras sí los habían visto, negó que existieran dichos documentos. Cuando le dije que sus colegas de La Nubia me habían confirmado la hora del vuelo, me preguntó que si había grabado esa conversación. ¡Cosas de este país de chuzadas! Finalmente dijo: "A usted lo llamaron. Es su culpa". Es por ti.
La única opción que me dio para poder viajar era pagar un recargo, uno nada barato. Pero ni siquiera me enviaban a Manizales. Era viajar a Pereira o al día siguiente madrugado. Es por ti.
"Es por ti. Por el dinero que te cobramos en multas. En tu actitud pasiva cuando cancelamos vuelos para ahorrar costos y luego te empaquetamos en un solo avión con otros tres vuelos. Es por ti y la ineptitud de la Superintendencia de Industria y Comercio a la hora de sancionarnos, que nuestros ingresos pasaron de 2 mil 590 billones de dólares en 2009 a 4 mil 254 billones de dólares en 2012. Es por ti que somos exitosos, sin preocuparnos mucho por los viajeros".
Esta podría ser una columna costumbrista, porque en Manizales, y los viajeros de Avianca en general, ya se están acostumbrando a los abusos de esta aerolínea. (Una vez, en Bogotá, no me dejaron abordar un avión a Barranquilla por darle prelación al presidente de Fedegán, José Félix Lafourie, y sus escoltas. Como estaba registrado como si hubiera volado, me cobraron multa para poder tomar un vuelo más tarde. No valieron las excusas). Probablemente la carta que mande a la SIC se apilará con otras tantas de viajeros inconformes.
Antes de que me colgara le pregunté a Henry si mi llamada estaba siendo grabada. Cuando dijo que sí lo era, me desahogué: "ustedes son unos triplehijueputas".
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015