Elizabeth Ortiz Palacio


La alimentación y la salud siempre están relacionados, quizá por eso en la actualidad se registra más inquietud por la dieta en busca de mejorarla y así contribuir a obtener un buen estado de salud.
Para llevar un consumo sano es preciso prestar atención a algunos enemigos invisibles de la vida saludable. Veamos cuáles:
1- El tamaño de las porciones: Curiosamente ha ido en aumento de forma exagerada, lo que traduce en una mayor ingesta. La encuesta nutricional 2010 reveló lo que aportaban diferentes productos alimentarios hace 20 años en comparación con la actualidad. El tema es preocupante porque nuestras necesidades energéticas no han crecido paralelo a este aumento de energía. Por eso revise si lo que le sirve al niño es del tamaño igual al de los adultos y recuerde que todo exceso de alimentos se almacena en forma de grasa corporal.
2- Tipo de grasa: Cuando se lee en una etiqueta "bajo en grasa o sin grasa", de inmediato se piensa que se trata de un producto saludable. Esto no tiene que ser así, las grasas no son por norma "malas" y por lo tanto la tesis de que "cuantas menos mejor" no es acertada. En realidad, este nutriente es necesario e imprescindible para múltiples funciones del organismo. Por eso la FAO y la OMS establecen que del total de las calorías que requiere un ser humano, entre el 20 % al 25 % debería provenir de este macronutriente. Lo que también hay que tener en cuenta es el consumo según el tipo de grasas y establecer que de las grasas saturadas y grasas trans, entre menos mejor, por eso al buscar en las etiquetas éstas deben estar en menor proporción o no estar y así minimizar su consumo como lo recomiendan.
3- Integral o enriquecido con fibra: Estos dos conceptos no son sinónimos. Refinar los cereales es eliminar la capa externa que cubre el grano lo que supone perder la mitad de las vitaminas, de los minerales y de la fibra que contienen dichos cereales. La recomendación es priorizar el consumo de estos alimentos integrales que no es equivalente a "enriquecidos con fibra" ya que que si bien aportarán más cantidad de esta, esos productos se les reducen las vitaminas, minerales y sustancias fitoquímicas protectoras de la salud.
4- La sal: Está contenida en casi todos los alimentos procesados. Consumida en exceso es un factor de riesgo clave en la hipertension y en las enfermedades cardiacas. Tenga en cuenta que sólo del 25 % al 30 % de la sal que ingerimos es añadida, el resto procede del consumo de alimentos cotidianos. Escoger los productos "sin sal/sodio o bajo contenido de sal/sodio", con denominaciones equivalentes o mejor aún, lo menos procesados posibles es una buena opción de evitar uno de los más grandes enemigos de una alimentación saludable.
*Nutricionista Dietista Clínica Universidad Nacional de Colombia - Educadora acreditada en Diabetes <saludablearas@yahoo.com.co>
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