María Leonor Velásquez Arango


‘El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso’, decía el político y estadista británico Sir Winston Churchill. Qué lejana parece esta frase cuando vemos el afán que tienen algunos por tener resultados inmediatos, llegar rápido a la cima, hacerse ricos, tener poder o conseguir lo que se quiere a cualquier precio y, cuando las cosas no salen como lo esperaban y el mundo no llena todas sus expectativas, aparecen los sentimientos de fracaso y rabia que muchas veces llevan a desistir o irse contra ‘los culpables’ al punto de atentar contra la propia vida o la de los demás. Noticias como ‘cada día asesinan un hincha del fútbol en Colombia’ o ‘matarse por una camiseta’, podrían ser un ejemplo de esto. Hemos llegado a niveles de intolerancia absolutamente absurdos en nuestra sociedad y tal vez esto tenga que ver con la incapacidad para aceptar que el mundo no es como yo quiero que sea. Me gustaría revisar el significado de la palabra éxito y para ello quiero tomar un artículo de la última revista Semana "La fuerza que tengo hoy viene del dolor de ayer".
El testimonio del australiano Nick Vujicic quien nació hace 30 años sin extremidades a causa del síndrome Tetra Amelia, a quien los médicos le dijeron que nunca podría caminar; no solo camina, hace surf, bucea y desarrolla muchas actividades que otros con un cuerpo ‘normal’ no pueden hacer. También podría tomar el testimonio del montañista manizaleño Nelson Cardona ‘me estrellé de frente contra una roca, perdí todos mis dientes, tuve cinco fracturas maxilofaciales, mis brazos, mis piernas, mi pelvis y mi espalda se quebraron, por lo que estuve colgado un año en el techo de un hospital.... decidí convertirme en protagonista y no en víctima, era quedarme quejándome y lamentándome por todo o seguir adelante, pensé en mis proyectos de vida y comencé a quitarme los miedos, decidí amputarme la pierna porque sabía que con una prótesis sí podría volver a escalar una montaña’.
El camino fácil que a veces parecería ser el mejor tal vez nos permite llegar rápido a la meta y sin embargo ¿Para qué queremos llegar rápido? Si estamos hablando de competitividad empresarial por supuesto que la oportunidad es un tema fundamental y si queremos tener liderazgo, en algún tema, llegar primero cuenta; sin embargo, los tiempos de crisis y dificultad son los mejores momentos para encontrar nuevos caminos y esto es aplicable para cada uno de nosotros en su vida personal y también para las organizaciones y sociedades; no en vano la palabra crisis en japonés está compuesta por los caracteres ‘peligro" y ‘oportunidad’.
Pero esto no es magia, es cuestión de actitud personal, podemos ahogarnos en un vaso de agua o podemos renacer de las cenizas como la leyenda del Ave Fénix, depende de con qué ojos estemos mirando la realidad.
Un asunto importante en esta ciudad es generar oportunidades con equidad para todos y especialmente para los jóvenes; un tema que debe ser de doble vía, porque también se necesita que los más jóvenes estén dispuestos a construir sus oportunidades y a recorrer un camino antes de ser y ganar como gerentes, que se tropiecen varias veces y se den unos cuantos golpes para que descubran el valor de equivocarse. No creo que la responsabilidad de esto sea únicamente de los jóvenes, es un tema que tiene que ver con la educación familiar y también con el colegio, con el contexto de una sociedad un poco o tal vez muy superficial, donde se mide a las personas por lo que tienen y por cómo se ven, en cambio de valorar lo que cada uno es, reconocer la riqueza de la diferencia, entender que es una maravilla que no seamos iguales y queramos lograr cosas distintas y sobre todo que la perfección es solo una apariencia que nos deslumbra y después se desmorona. Cuando la belleza, el éxito y la felicidad están en la superficie nos quedamos muy rápido sin nada, lo que cuenta es todo lo que podemos construir y recoger en el camino. Un recorrido que tiene, como ya he dicho en otras oportunidades, luces y sombras que nos permiten ganar experiencia y lecciones para seguir avanzando.
Me conecto con la necesidad que tenemos a nivel individual, institucional y como sociedad de, sin importar el tamaño de las dificultades y los obstáculos, insistir, persistir y volver a insistir, no de una manera obstinada tratando de que el ‘camello entre por el ojo de la aguja’ sino de una manera flexible y abierta, dispuestos a explorar nuevas posibilidades, entendiendo que el recorrido es la parte más divertida y mientras más lo disfrutemos mejor será el resultado al final. Aprender a fracasar manteniendo el entusiasmo, con la curiosidad del investigador que siempre se está preguntando qué más habrá por aprender o la capacidad de asombro del niño con cada cosa nueva que descubre, son elementos esenciales para bajar las armas y encontrar caminos para una convivencia más pacífica y también una vida más feliz. Para mí el éxito es la posibilidad de hacer lo que quiero y querer lo que hago no importa cuántas veces tenga que volver a empezar, porque cada nuevo comienzo es como un lienzo en blanco en el que puedo poner nuevas imágenes y nuevos colores. ¿Cuál es su idea del éxito? ¿Cuáles son las oportunidades que está dejando pasar por pensar que ha fracasado?
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