Pablo Mejía


En medio del aguacero de todas las tardes, me admira ver cómo la gente tiene que seguir con su actividad diaria sin importar las inclemencias del clima, porque como reza el dicho, la necesidad tiene cara de perro. Antaño era costumbre en las obras en construcción que apenas empezaba a lloviznar, los obreros se refugiaran en la ramada hasta que escampara. En cambio ahora puede diluviar y sin embargo deben seguir en sus labores, con la protección del impermeable o de un improvisado plástico que se acomodan a modo de capa. El pisco que cuida carros en la cuadra del centro que acostumbro visitar, aprovecha su destartalado paraguas para prestarle un mejor servicio a los clientes al momento de bajarse del carro. Cuando disminuye la lluvia y le queda un momento, se arrima a saludar y a entretenerme con su cháchara.
Dichosos los ojos, dotor. Qué envidia usté metido en ese carro calientico y seco. Fíjese como tengo los jarretes lavaos y los zapatos completamente enguachinaos; porque puede que el paraguas cubra un poquito, pero usté sabe que el cliente tiene la prioridá y ahí no queda sino mojase. Y pa eso que hay un voleo el verriondo. Aunque seguro mañana va a ser pior, porque allí no más a dos cuadras hay un punto de votación y la gente deja el pichirilo aquí porque saben que queda bien cuidao. Y es que no es por nada, pero en tantos años que llevo en este destino nunca se le ha perdido a nadies siquiera un lápiz del carro. La verdá yo los domingos no acostumbro trabajar, pero mañana madrugo porque la taquilla promete ser buena; a mediodía arrima mi mujer y le brindo un corrientazo bien bacano de los que venden por aquí.
Eso sí, por fortuna se acaba esa campaña política tan mamona porque nos tienen de propaganda hasta las orejas. A donde uno mire se topa con la cara de los políticos y son tantas las promesas que se oyen que no alcanza uno ni a parales bolas. Si viera dotor en el barrio donde vivo las repichingas que arman, con repartida de lechona y aguardiente, y llevan orquestas y trovadores; imagínese usté lo que gozamos con esa vaina, cuando la única condición es comprometese a votar por ellos; y uno después hace lo que le dé la gana, ya que por fortuna el voto es privao y así nadies puede obliganos a cumplir. Aquí entre nos, yo me he comprometido con más de uno a votar por él. Qué pierdo con deciles que claro, que cuenten con eso, si así me gano su amistá. Y usté sabe que a esa gente es mejor tenela de amiga…
Otro asuntico que me parece injusto es que critiquen al populacho por vender su voto, pero lo que no saben es que cuando uno no tiene qué comer le entrega el alma al mismísimo diablo. Póngale cuidao: si usté vive en un rancho bien pichurrio y vienen a ofrecele unas tejas de eterní, un escusao o dos bultos de cemento, dígame si no se compromete con el que sea pa votar por él. Yo al menos tengo mi casita propia, humilde pero segura y cómoda, pero hay gente que vive en unas condiciones muy jodidas. Calcule que se aparezcan a repartir mercaos donde los muchachitos se acuestan sin probar bocao, a ver si se va a poner la gente con zalamerías. Todo mundo tiene su precio y le aseguro que son muchos los que cambian su voto por una olla pitadora o por un cedular bien bacano. Otra cosa es que las campañas trasportan a la gente pa que vaya a votar y además les brindan almuerzo. A la larga nosotros no perdemos nada porque sin importar quiénes salgan elegidos, seguiremos igual de fregaos.
Ahora sigue la campaña pa la presidencia, pero esa por lo menos es con poquitos candidatos. A lo bien son las mismas promesas porque todos son igualitos; en campaña nos pintan pajaritos y después, pailas. Por eso el pueblo aprovecha pa lograr lo que ofrezcan mientras están tan generosos. En todo caso toca hacer fuerza pa que le vaya bien al dotor Óscar Iván, porque tener un presidente de la tierrita nos caería de perlas. El tipo como que es más preparao que un tamal, además de eselente persona; lástima esa cara de tragedia que mantiene. En todo caso la disputa contra la releción de Santos es dura, y más ahora que va en llave con Vargas Lleras. Es que esa gente repartiendo casas gratis…
Al que he visto muy calmao es al dotor Uribe, él que siempre ha sido tan fosforito. Recuerde cómo se salía de los chiros cuando Chávez le sacaba la piedra y en cambio ahora le resbala lo que dicen Maduro y su combo. Porque eso sí pa qué, se la tienen montada. Todo lo que sucede allá es culpa de él, igual a como pasaba aquí en la época de Pablo Escobar: caía un rayo o se crecía un río y el gobierno se lo achacaba al traqueto de Medellín. El sambenito lo heredaron las Farc y me pregunto si ya habrán pensao, en caso de arreglar con esa gente en Cuba, quién será el próximo trompo puchador.
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