John Harold Giraldo Herrera


Lumièradas
John.giraldo.herrera@gmail.com
En el 2013 hubo 17 estrenos de películas colombianas (de 244 extranjeras), un promedio importante de producciones en cartelera, pero con un bajón tremendo en la taquilla, apenas un poco más de dos millones de espectadores vieron cine colombiano, de un total de casi 44 millones de espectadores que hubo a lo largo del año. Más que cifras y datos, que nos otorgan una visión del panorama global, es importante darle una mirada a los directores, géneros, historias y otros elementos de la cinematografía rotulada como colombiana. Por ejemplo ¿Por qué el público no respalda las películas en taquilla?, ¿Existe como dicen algunos una crisis de historias contadas? en fin, hay mucho rollo que poner a rodar y mucho por envolver.
Aparece como primer hecho que ninguna película de esas 17 (22 se exhibieron en el 2012) es del fetiche falso de que nuestro cine es tan sólo de narcos o violencia, ni una sola se relaciona de modo directo con el conflicto y solo hay dos con tintes de contar historias del protagónico mundo del narcotráfico, el documental Pablo's Hippos, pero la historia relacionada con Pablo Escobar, esta vez tiene que ver con sus dos hipopótamos traídos desde África y Amores peligrosos de Antonio Dorado. Lo que aparece como preponderante son cuatro películas del género de comedia: The Rolling por Colombia, El Control, La justa medida y la perversa El Paseo 3, Dago García copta el 72% de la taquilla y tal parece ser que es lo que más nos gusta ver. Y el otro hecho relevante es que aparecen como estrenados tres documentales: La eterna noche de las doce lunas, Don Ca y Pablo's Hippos. Dos puntos extremos: reímos y nos conectamos con dramas intensos de la realidad del país. Por un lado el folclorismo (que todo gira frente a un TV, que la tiene chiquita, que vamos de paseo), por otra punta situaciones como las de un hombre internado en las tierras del Pacífico colombiano, que termina siendo el "salvador" de muchas vidas ariscas: Don Ca. Entonces, mientras que nos toca soportar la indigna burla a las familias que suelen ser denominadas típicas por películas como El control, o las de la Justa medida o las insoportables de El Paseo, hay también hechos relevantes como el tránsito de una niña a su grado de mujer, como lo presenciamos en el documental de la Eterna noche de las doce lunas, inscrito en la cultura de los indígenas mayoritarios de Colombia: los wayúu.
Llama la atención la polémica desatada por Antonio Dorado, con su película Amores Peligrosos quien salió al mercado con 47 copias (la de más copias fue El Paseo 3 con 197, y la de menos Crónica del fin del mundo, con 6) y a la semana apenas se sostenía con 9. La afrenta a su película, fue acogida en medios y unos de inmediato reaccionaron diciendo que lo ocurrido era apenas justo porque no convencía con su película, le faltaba rigor y era un lugar común, alcanzando menos de 50 mil espectadores. Entonces, el reclamo se convirtió en la petición por un mayor apoyo y respaldo. 10 películas fueron beneficiadas con dineros del estado, sobre todo desde el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico FDC (al que cada vez muchos quieren acceder pero muy pocos lo logran), pero no tuvieron acogida en la taquilla, salvo la cuestionada película del asesino de Gaitán: Roa de Andi Baiz.
¿Será que hubo algo novedoso en el 2013? Parece que sí, la película Crónica del fin del mundo ópera prima de Mauricio Cuervo, se hizo con muy bajo presupuesto, y tal parece ser es una película (la primera) con tintes de mostrar (en abstracto) el Apocalipsis. Son 4 personajes, y aunque no tuvo mayor respaldo ni de público, ni de la llamada industria, logra lo necesario: contar una historia creíble que mantiene las expectativas del espectador, con ganancias: deja ver una Colombia, la del conflicto, la violencia sin mostrarla, y al fin de cuentas el apocalipsis está en la vida cotidiana.
Pero hay más que se puede destacar, dos películas sobresalientes, la primera con un logro grandioso: es una película limpia de deudas y con el respaldo de estímulos, Estrella del sur, el joven Gabriel González logró lo que casi nadie cree: toda su película se hizo superando los trámites y las exigencias del FDC; empezó desde el estimulo al guión hasta la posproducción. El resultado es significativo, una película que censuró Cine Colombia por impedir que se exhibiera en las salas del norte de Bogotá, pero que igual obtiene el merito de contar una historia fundamental, la de las posibilidades de futuro de los jóvenes de los barrios periféricos y olvidados de cualquier ciudad de Latinoamérica, con un tinte de denuncia al evidenciar la falta de protección estatal.
Ahora, una película intimista, muy emotiva y diferente es la de Cazando luciérnagas de Roberto Flores. Obtiene muy pocos espectadores (7266), algunos reconocimientos, y una tendencia regional, en medio de unas minas de sal, donde logra causarnos admiraciones por el paisaje costero y la intensidad de un drama paternal. El rollo del séptimo arte se expuso en el 2013, muchos directores nuevos, la tendencia de tener más comedia, la de darle cabida al documental y poco respaldo del público. Se inclina la balanza hacia películas más respaldadas por la industria al tener más copias y otras que a duras penas se dejan ver. Que el 2014 nos traiga nuevas historias para seguir desenrollando.
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