John Harold Giraldo Herrera


Docente universitario y periodista
Cuando vemos La Sirga no solo conocemos parte de una región como Nariño, sino que nos adentramos en el mundo de los habitantes que circundan la Laguna de La Cocha, y aunque es ficción obtenemos un cuadro de nuestra realidad; el filme aporta desde lo cinematográfico en lo preciosista de la imagen: ritmos pausados, planos largos, sólo música directa y en cuanto a temática: un gran pulso y tensión por un conflicto incesante. Sus protagonistas viven con la zozobra de un hecho que puede llegar, algo abominable los puede desplazar de su territorio, pero también se encuentra la esperanza de que lleguen los turistas para obtener algunos beneficios económicos.
La Sirga se va metiendo entre los espectadores con tacto y prudencia, ya que acudiendo al poder de lo simbólico nos deja ver la intimidad de una mujer que huyó de su lugar de residencia porque le quemaron su casa y no le quedó más que escapar (esa parece ser la consecuencia por la que deben optar muchos de los personajes en el cine colombiano), como además va quedando un lugar bello, poéticamente excelso y frenéticamente azuzado por el conflicto armado.
La estrategia es muy simple, pero a la vez trascendente: el espacio es tan protagonista como los personajes, y cada personaje está bien caracterizado. La producción y el director, William Vega, tuvieron que pasar una larga temporada en el lugar, un trabajo minucioso con la comunidad que dio como resultado la película y que nosotros podamos contar con esa historia como si fuera nuestra.
Seguimos el rastro de Alicia, esa mujer que parece embrujada y que quizás requiera de un exorcismo. Alicia no está en el país de las maravillas, pero sí habita un sitio lleno de exuberancia. Es desterrada y nada le queda, ni siquiera su tranquilidad. Huye de la guerra pero esta la persigue. La película goza de no tener nada de violencia, pero es escabrosa, acecha el conflicto, parece que el fuego que antes consumió en llamas su casa, sigue ahí quemando y lacerando su humanidad, al tiempo la nuestra, nos revuelca desde las butacas generándonos impaciencia.
Es la primera película que se estrenó por internet, con cerca de 60 mil espectadores en línea, pero también es la película inicial sobre esa geografía arrinconada y que paso a paso va centrándose en el cine nacional, gracias a unos jóvenes realizadores, entusiastas por mostrar historias locales, íntimas, gestadas desde unas geografías donde se vive con tensión, como también con humildad y belleza.
La Sirga es cine regional, cuando la vemos no dejan de estar presentes (aunque esto es un modo de lectura) otras películas sobresalientes del cine colombiano. La estrategia del caracol, por ejemplo, salta a vista, porque en La Sirga asistimos a la transformación de una casa, esta vez a la inversa, no para despojarla sino para otorgarle un toque de mayor valor para que otros la habiten así sea de paso. Aparece la inolvidable Confesión a Laura, porque cuenta lo esencial desde los personajes. Perder es cuestión de método, porque asustan y hay todo un misterio con los empalados. Así, van hilándose muchas más: Los colores de la montaña, porque el conflicto se puede mostrar con más fuerza cuando este aparece como invisible. Pero La Sirga es única en su especie, es un cine contado con ritmo contemplativo, no aburre, sino que agarra al espectador de un solo tramo para dejarlo atrapado en ese lugar: La Cocha, una extensa laguna, guarda un misticismo y un poder de belleza inigualables y así es la película.
Sirga significa una cuerda con la que las embarcaciones se llevan desde tierra. Y esa cuerda invisible, subrepticia, simbólica nos ata en una película que quedará como un hecho de que el conflicto armado puede ser inacabable y que la angustia y el escape nos vulneran.
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Ficha técnica
Año, país, duración: 2012, Colombia, 89 minutos
Director y guionista: William vega
Fotografía: Sofía Oggioni
Reparto: Joghis Seudin Arias, David Guacas, Julio César Roble, Floralba Achicanoy, Heraldo Romero
Producción: Coproducción Colombia-Francia-México; Contravía Films
Sonido: César Salazar. Miguel Hernández
Género: Drama
Premios: Mejor Fotografía y Premio Especial del Jurado, 16 Festival de Cine de Lima, Perú, 2012. Cine en Construcción 21, Festival Internacional de Cine de San Sebastián y Rencontres Cinémas D´Amérique Latine de Toulouse, Francia, 2012. Producción, Fonds Sud Cinéma, Francia, 2011.
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