John Harold Giraldo Herrera


Lumièradas
Déjenme decirles algo. No hay nobleza en la pobreza. He sido un hombre rico y un hombre pobre. Y escojo la vida de rico a cada maldito momento. Al menos como un hombre rico encaro mis problemas y los meto atrás de una limosina usando un traje de $2.000 dólares y un reloj de $4.000 dólares.
Jordan Belfort
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¿Hay algo más adictivo que el sexo, y los alucinógenos como la cocaína o las anfetaminas? Parece ser que sí. Se trata de una ambición surcada por la codicia y la necesidad de acumulación: el dinero. La película de Martín Scorsese se mete en las entrañas del monstruo del capitalismo, el sitio ideal de las especulaciones, una especie de banco de las marionetas de la rentabilidad: la venta de acciones. Desde allí un hombre que nos cuenta su historia, y que va de la mano de la fantasía de ese mundo hecho con el sueño de hacer fortuna, narra sus deseos, nos cuenta la manera cómo se involucra en la desesperante carrera de escalar hacia el llamado éxito. Lo que me parece llamativo de esta película es que la hayan nominado en cinco categorías de los premios Óscar, incluso como mejor película y mejor actor, pero resulta un muestrario imprudente del querer ser de ese adictivo mundo del capital.
Las cerca de tres horas de esta película consisten en desvertebrar el sistema de funcionamiento de la economía inflada e ideada en Wall Street: especula y vende, luego te haces millonario. Son capitales invertidos en algo que no se sabe qué podrá pasar, igual lo determinan leyes, lo regulan, pero cuenta con la potestad para subir o bajar. Así se ha hecho igual Hollywood: como una fábrica de sueños, una empresa de la fantasía, que ha regado emociones y colonizado culturas y mentes en todo el orbe. La película funciona como un incómodo hecho que califican de excesivos algunos espectadores: "Así no es Estados Unidos". Y lo dicen por las muestras de rumbas sin control, de euforia a granel, de excesos de lujos, derroches; en otras palabras mucho sexo, cocaína y despilfarro ¿así no es?
El cine cumple con esa extrañeza: nos pone frente a nuestros ojos mundos que no vemos y los amplía en su plataforma de pantalla grande. Claro, es ficción, y eso da pie a que cuando vemos algo que no nos parece creíble, entonces no nos gusta o le rechazamos. Para otros, como yo, encontramos en esa ampliación un deleite. La película me agrada por ser una bofetada dura y agresiva contra ese mundo fértil para la acumulación y los engaños. Scorsese es un director desafiante, ha propuesto películas ensordecedoras, como esta, que van en contravía de las lógicas, incluso del espectador, acostumbrado a 90 minutos de Hollywood, acá son tres horas de implosiones en la casa del dinero y en su sala contigua: el cine. Los protagonistas de El Lobo de Wall Street son unos dementes ambiciosos, sueñan, deliran, especulan, infringen sus propias normas y son un espejo donde se refleja la decadencia.
Eso no es todo. Scorsese logra hacer una película delirante en asuntos cinematográficos. Un actor como DiCaprio que casi siempre hace el mismo rol o se interpreta así mismo, en esta película lo vemos en su esplendor: lo hicieron exigir, lo transforman y aunque no es extrema la conversión, saca sus dotes, y anda nominado al Óscar. Ahora, la película es un retrato, de modo que quien nos cuenta la historia es el que la vive, y usa guiños del documental para cumplir sus fines. También logra conectarnos con esos estados de ambigüedad de los personajes, de vibraciones eléctricas de esos episodios donde no hay nada de sobriedad. Más esa forma de llevarnos y acorralarnos con la intensa ambición, el crecer de ese sistema de corredores de bolsa y como un remedo de la cocina de la máquina de hacer dinero.
La película no se siente, o mejor se experimenta de modo que tanta situación es apenas para pestañear: pasan del sueño a la ensoñación, de acumular y acumular, de burlarse de cada quien, de no saber ya ni qué hacer con lo que tienen. De estar desconectados de órbita, de correr los límites, de impedir que nada los detenga. Entonces uno medio respira con tanta emotividad. Y ya al respirar, se da cuenta de estar en presencia de un monstruo, de una pesadilla, del lado del espejo donde todo se deforma.
Ficha técnica
Año: 2013
País: Estados Unidos
Duración: 179 minutos
Director: Martín Scorsese
Guión: Terence Winter (Libro: Jordan Belfort)
Música: Howard Shore
Fotografía: Rodrigo Prieto
Actores: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Matthew McConaughey, Rob Reiner,Jean Dujardin, Jon Bernthal, Kyle Chandler, Jon Favreau, Ethan Suplee, Katarina Cas, Cristin Milioti, Joanna Lumley, Spike Jonze, Chris Kerson, Shea Whigham, Marcos Antonio González, Emily Tremaine, Ashley Blankenship, Madison McKinley
Productora: Paramount Pictures / Red Granite Pictures / Appian Way
Género: Comedia. Drama | Comedia negra | Biográfico | Bolsa & Negocios | Años 80 | Drogas
Página web: http://www.ellobodewallstreet.es/
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