Andrés Hurtado


¿Y qué es el tal lapiaz del Parque de los Guácharos? Los funcionarios dicen que es una falla geológica. Se trata de un plano inclinado de unos 100 metros por los que discurre el río, sobre un lecho de piedras que forman una impresionante página de cuaderno cuadriculado. Ni más ni menos. Las cuadrículas las ha formado el río sobre lecho de roca calcárea. Lo que llama la atención, lo que impacta, es que se diría que algún ocioso se dedicó a tallar las figuras, que son, cuadrados unas y rectángulos otras, con las líneas de demarcación perfectamente talladas. Esto es el tal lapiaz. Otra cosa que llama la atención es la cantidad de "bichos" de mar (moluscos) fosilizados que se encuentran en las piedras, lo que indica que hace millones de años el lapiaz fue lecho marino. En una de las piedras grandes que se encuentran al borde del río encontramos el nido de un pájaro hecho en un hueco de la roca. Imaginamos que el hueco, perfectamente redondo lo encontró el pajarito, porque no pudo haberlo hecho con el pico. ¡Obvio!
En esta región del país, entre los departamentos del Huila y del Cauca hay un amasijo de parques nacionales que se podrían unir en un futuro o por lo menos hacer entre ellos corredores biológicos. Se trata del PNN. Cueva de los Guácharos, PNN del Puracé, PNN. Serranía de los Churumbelos y PNN. Alto Fragua IndiWasi.
La segunda cueva que visitamos es la del Indio. Casi seis horas estuvimos dentro recorriendo todos sus recovecos. Caminando los senderos fotografiábamos helechos, bejucos, flores, hojas raras, árboles de enormes troncos que apenas entre cuatro personas agarradas de las manos podíamos abarcar, mariposas, insectos, orquídeas, todo un mundo vegetal y de animales pequeños.
Fuimos a visitar el Puente de Piedra, en el sitio por donde el río Suaza entra a la Cueva de los Guácharos, acompañados por los tres funcionarios que había en ese momento en el Parque. Es un perfecto puente labrado por el río. Ya mis compañeros de selvas, de montañas, de bosques de cordillera, de desiertos, de playas, lo saben: marchamos en silencio y cuando hablamos lo hacemos en voz baja. Cuando se dan instrucciones a los grupos o personas que entran a caminar por zonas de especial significación ecológica las recomendaciones son las mismas: no dañar nada, no hacer basura, no recoger muestras vegetales y animales, pero los guías o encargados nunca dicen que se deben respetar los espacios naturales guardando silencio o hablando poco, desde luego nunca gritando y sobre todo no infestando el ambiente con música de aparatos. Eso no lo dicen. Recuerdo que una vez entrando yo a un bosque cerca de Caño Cristales salía un grupo de ruidosos turistas y el que encabezaba la fila era un costeño que cargaba una pesada grabadora con vallenatos a todo volumen. El gracioso me dijo decepcionado: no vimos ningún animal. Casi que le respondo: ¿Imbécil, tres veces estúpido, cómo quería ver animales con el ruido infernal de su aparato? Pero simplemente le dije: señor, es que hay que caminar en silencio para no asustar a los "otros" animales. Por supuesto que la palabra "otros" lo ofendió. Entre otras cosas se olvidó que también somos animales, supuestamente racionales. Pero ese era problema suyo, no mío. Además, tampoco hay derecho a ofender a los animales.
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