El presidente está asustado. La caída vertiginosa en las encuestas debe haber puesto a trabajar a más de uno en Palacio. En efecto, pasar de una popularidad superior al 70% a una inferior del 50% disparó las alarmas de un presidente con deseos de reelección. El panorama se ha enrarecido y hay que esperar a que pase un poco el efecto combinado, entre otras, de la crisis de seguridad por las acciones de las Farc en distintos lugares, el oso de la abortada reforma constitucional a la Justicia, el colapso del sistema de salud y los trinos del expresidente Uribe, hicieron un coctel molotov que desinfló de la noche a la mañana, en pocos meses, la buena imagen que había tenido el presidente.

Y el temor es que esa fragilidad de imagen lo cohíba de continuar con la modernización de muchos temas que no es oportuno ni prudente aplazar en el país. La mayoría que la coalición gobernante tiene en el Congreso le debe servir para sacar adelante la segunda tanda de reformas.

Son muy necesarias y sería darle la espalda a la historia dejarlas en el tintero por gobernar con los altibajos propios de las encuestas. Sería gravísimo error de un mandatario, comportarse como un frágil muñeco de encuestas.

Las reformas más urgentes son de diversa índole, todas ellas muy necesarias, veamos algunas de ellas:

La reforma tributaria. La estructura tributaria del país no es lo suficientemente moderna para reducir las elusiones y evasiones. Además no es tan progresivo su sistema, es decir, que proporcionalmente no grava más fuerte a los que tienen mayores ingresos. Tiene pues unos problemas internos muy severos de equidad y eficiencia. Y esto es necesario hacerlo, si queremos que los ingresos tributarios del país alcancen para el gasto e inversión social que tenemos la deuda de hacer con millones de pobres en el país.

La reforma pensional. Desde el inicio del gobierno está el tema sobre el escritorio del presidente, pero cada vez que puede lo pone debajo de todos los papeles que le llegan al despacho. El sistema sencillamente no es sostenible. La edad de jubilación hay que aumentarla. De lo contrario el sistema colapsará muy pronto y no se podrá tampoco asegurar a muchas personas mayores una pensión mínima aunque no hayan cotizado suficientemente. Muchos países de América Latina ya lo han hecho. Colombia está rezagada en el tema.

La reforma a la educación superior. Las marchas de estudiantes y profesores dejaron al presidente y a su ministra de Educación sencillamente en shock. No se han logrado levantar de las movilizaciones que ya van a cumplir un año y cuyo proceso de negociación sencillamente se enmochiló. El tema es crucial. La universidad pública, las cuestiones de calidad, cobertura, financiación, relación con el entorno son temas que no pueden seguirse aplazando en el país, muchas naciones han logrado incorporar dinámicas de mucho crecimiento y movilidad social en sus países gracias a la inversión y dirección de su educación superior. Colombia está en pañales y debemos buscar un nuevo acuerdo social sobre la educación superior. No hacerlo es aceptar que procesos infames de exclusión de oportunidades se sigan dando para altas proporciones de la población.

Santos tiene la capacidad política y de convocatoria social para poner al país a trabajar en serio en estos tres frentes. No se trata de pasarlos aceitando la maquinaria del Congreso con puestos y dádivas, sino generar procesos de concertación nacional. Qué bueno que la academia, los sindicatos y los gremios también se preocuparan más por los problemas reales del país colaborar en este proceso. Pero si las encuestas lo asustan y prefiere engavetar bajo llave estos importantes temas, el presidente le estará fallando gravemente al país.