Desde hace algún tiempo he denunciado cómo la Corporación Cívica de Caldas viene utilizando su poder e inmunidad para amedrentar las administraciones y para constituirse en censora y verdugo de sus enemigos personales. He mencionado con insistencia que la forma como algunos de sus directivos salen y entran de ella dependiendo del juego politiquero del momento, la han convertido en un directorio político más que le hizo perder credibilidad y la equipara con una organización que busca el beneficio de sus miembros y su protección ante la justicia, amén de perseguir inclementemente a quienes tratan de hacer algo por la región y deciden prescindir de su bendición omnipotente.

Pues bien, el gobernador Julián Gutiérrez ha caído en esas redes y poco a poco le está entregando el poder a la CCC. Primero fue el nombramiento de Patricia del Pilar Ruiz como secretaria de Desarrollo Económico, encargo que hasta el momento parece haberle quedado grande, pues en una administración tan corta el tiempo tiene que ser aprovechado al máximo para poder mostrar realizaciones. Y ha pasado desapercibida; solo se le mencionó en el momento de su posesión, y no se volvió a saber de ella. Creo que se está dando cuenta de lo fácil que es destruir y lo difícil que es construir. Porque para destruir solo se necesita maledicencia, prejuicio y rodearse de seres perversos e inescrupulosos, ¡y listo! Pero para construir se necesita liderazgo, visión, emprendimiento, conocimiento, capacidad y reconocimiento, virtudes que, si las tiene, han quedado opacadas por ese universo de actividades de persecución selectivas que ejerció durante los años en que fungió como destructora de la región a través de la dirección de la CCC.

Luego vino el nombramiento de Bruno Seidel Arango en la Industria Licorera de Caldas. Si bien él no ha sido el miembro más expuesto de la CCC (es más: no sé si pertenece a ella), su estrechísima amistad con Gilberto Saffón Arango (esposo de la presidenta de la CCC), me lleva a desconfiar en el futuro de nuestra destilería y en la permanencia en el tiempo como industria caldense. Esta ha sido una dupla que ha participado activamente en varios procesos catastróficos de Caldas. Trabajaron juntos en la Corporación Aeropuerto Palestina y gracias a las cortinas de humo tendidas por la CCC, han salido incólumes (hasta el momento) del proceso por responsabilidad que les atañe directamente; fueron compañeros en la dirección de la Chec en el período aciago en el que se instauraron contrataciones perpetuas que también supieron cubrir bajo el amparo y el silencio de la CCC; como seudolíderes gremiales han participado en la cesión, venta a menos precio o desaparición de la propiedad de nuestro potencial hidroenergético; y su participación en la entrega secreta de información del proyecto Miel II a EPM, en conciliábulo con Inficaldas, genera unas grandes dudas sobre la verdadera intención regional de sus actuaciones. No sería raro entonces que empecemos a ver a Gilberto Saffón participando en la administración de la ILC y determinando su futuro como empresa regional. ¡Qué susto!

Y ahora viene el nombramiento como gerente de Inficaldas a Luis Fernando Franco Acevedo, quien se autoproclama politólogo y experto en no sé qué cosas. No podemos olvidar que Inficaldas es un banco de segundo piso cuya participación en el futuro y el desarrollo del departamento es determinante. En esta entidad reposa la responsabilidad del desarrollo del plan vial de Caldas, gracias a un convenio entre la Gobernación e Inficaldas en mala hora modificado por el gobierno de Gutiérrez para volverlo más laxo (y por ende más peligroso), y darle más facilidad para ejecutar sin controles previos o perceptivos.

Pero además Inficaldas es la entidad que tiene bajo su dominio directo nuestro futuro hidroenergético. Ya el año pasado fuimos víctimas del despojo de las tres pequeñas centrales hidroeléctricas del oriente caldense que tenían licencias ambientales concedidas, en un acto oscuro e irresponsable también cubierto por el silencio de la CCC. Quedan otros ocho proyectos, como mínimo, en la misma cuenca del río Samaná que tenemos que proteger de las garras paisas que vienen por todo ese potencial. Y en poder de Inficaldas está también el proyecto Miel II rodeado de ominosas intenciones ocultas y que ha sufrido el acecho de las empresas antioqueñas que han encontrado cómplices y aliados macabros dentro de la dirigencia gremial de Caldas.

¿Estará capacitado el nuevo gerente de Inficaldas para asumir con responsabilidad, independencia, carácter y criterio regional los retos que le depara la administración? ¿Podrá negarse a las pretensiones de sus antiguos jefes en el momento de tomar determinaciones o de emprender acciones? El gobernador Julián Gutiérrez ha resaltado como virtudes de Franco el haber sido funcionario de Miel I y de la Chec. Quisiera preguntarle al Gobernador: ¿sabe Usted realmente por qué motivos fue desvinculado de esas empresas? ¿Cuáles fueron sus aportes? ¿Qué tiene para mostrar, aparte de haberse convertido en uno de los destructores de grandes proyectos caldenses por motivos mmeramente personales y pasionales?

De manera pues que lo que tanto he advertido en relación con la CCC, hoy se cumple con creces: se están adueñando de la administración departamental y han sacado sus garras para conseguir el poder que han ambicionado. Y no es que no tengan derecho. ¡Claro que lo tienen! Pero que no se sigan escudando entonces en esta entidad que se dice cívica (y que nos ha traído más penas que gloria), para hacer política disimulada y acceder al gobierno mediante el acribillamiento moral y mediático de enemigos personales que con el tiempo van demostrando su inocencia, después de sufrir bárbaras persecuciones. Y mientras ellos y sus aliados pasan de agache a través de un aviso de ética que perdieron hace tiempo, y de una protección cómplice de los órganos de control y de justicia (ampliamente denunciada), nuestro departamento se sume en la más grande parálisis y pérdida de valores de la historia.