Sin lugar a dudas nuestro país es muy bueno para establecer normas pero muy malo para hacerlas cumplir. El caso de lo que pasó en el edificio que se derrumbó en Medellín es un ejemplo de la falta de seguimiento de las normas que se tienen establecidas para la construcción.

Hasta hace unos años las licencias de construcción las adjudicaban las oficinas de Planeación municipal. El gobierno de turno consideró que las oficinas de Planeación eran muy lentas en el trámite de las adjudicaciones de las licencias y que en algunos eventos se presentaban corrupciones por parte de los funcionarios de turno, quienes las otorgaban sin cumplir plenamente los requisitos exigidos.

Para subsanar esta anomalía, se creó la figura del curador urbano. El curador es la persona que debe revisar y aprobar todos los diseños -entre ellos el de suelos y estructurales- de los proyectos urbanísticos. Proyectos que deben cumplir con lo establecido en los códigos de construcción adoptados en cada municipio y con las normativas nacionales.

La figura del curador se asemeja a la del notario. Por ser depositarios de la fe pública, los que ostentan este oficio deben ser personas de las mejores calidades tanto profesionales como personales y además, los curadores deben tener un amplio conocimiento en lo que tiene que ver con la planificación urbana. En el caso de Manizales los curadores que hemos tenido han cumplido con estas características. Han sido fieles cumplidores de las normas y de los requisitos que deben cumplir los diseños de construcción, de pronto les ha faltado acompañar un poco a la secretaría de Planeación del municipio en lo que tiene ver con la planificación de la ciudad y así evitar que se presenten construcciones como la del edificio que se construyó a media montaña, a la entrada a la ciudad, en sector de la estación Uribe y con unas condiciones de accesibilidad muy limitadas.

Colombia ha avanzado mucho en el código de construcción en lo que tiene que ver con la sismorresistencia de las edificaciones. Actualmente es muy poco probable que un edificio que cumpla con lo establecido en el código, colapse ante la presencia de un sismo -dependiendo, obviamente, de la magnitud de éste-. Pero una cosa son las exigencias del código, otra cosa es que la revisión de los diseños sea bien hecha por parte de las curadurías y otra muy distinta es que los constructores cumplan con lo que dicen los planos y con las exigencias establecidas en los materiales de construcción.

Es muy complicado lo que pasó con el edificio Space. Tengo claro que las estructuras en concreto tienden a no caerse y que el concreto cuando va a colapsar avisa. No deja de ser muy desafortunado para el gremio de la construcción lo que está pasando. La constructora es una firma con más de 50 años de experiencia, que ha construido más de 30.000 soluciones habitacionales en Medellín y Bogotá. El propietario ha sido presidente de la junta nacional de Camacol y hoy en día es presidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos. Es decir, la firma no es ninguna pirata.

Hay que esperar las conclusiones de las investigaciones y se determinen las causas que originaron las fallas del edificio Space y ver cómo se resuelve el tema de las familias afectadas que perdieron todo su patrimonio.

El Estado se ha quedado corto con el tema del control a los constructores. La normativa es buena y apunta para que los diseños protejan el patrimonio de las familias. Pero la revisión y exigencias durante los procesos constructivos son nulas. Valdría la pena que por lo pronto en nuestra ciudad, la administración municipal ahora que está en revisión del Plan de Ordenamiento Territorial le dé "dientes" a la oficina de inspección y control del municipio y se haga una buena vigilancia a los proyectos urbanísticos que se construyen en la ciudad.