Orlando Cadavid

Si viviera el eximio violinista argentino Américo Belloto Varoni, autor de decenas de tiernas partituras de la canción romántica, sus adeptos le celebrarían el martes próximo el primer centenario de su nacimiento.
Este consumado director de orquesta, que vio la luz primera en Buenos Aires el 30 de abril de 1913, falleció, igualmente, en la noche del 30 de abril de 1955, justamente el día de su cumpleaños número 52, al chocar su automóvil con un pesado camión de carga cuando regresaba a su casa, en la capital federal.
El notable arreglista y compositor, con pinta de galán del celuloide, tuvo estrechos vínculos artísticos y familiares con Colombia: los cronistas de antaño reseñaban la clamorosa temporada de Don Américo y sus Caribes, en el radioteatro de Emisoras Nuevo Mundo, en Bogotá.
En el marco de su permanencia en territorio colombiano contrajo matrimonio con la destacada figura de la radio y la televisión Teresa Gutiérrez, unión de la que hubo dos hijos: uno de ellos es el actor Miguel Varoni, recordado en la pantalla plana por su papel de "Pedro, El Escamoso", cuyo nombre de pila es Miguel Américo Belloto Gutiérrez.
Cuando llegó a nuestro país Belloto ya se había hecho grande desde su ciudad natal en la fonografía del continente. Por sugerencia de productores colombianos y encargo de la reputada Odeón argentina armó una orquesta que llamaban "de estudio" (solo para la grabación de discos) con la que batió verdaderos récords de ventas por la excelsa calidad de sus 25 cantantes y la impactante armonía de los arreglos musicales.
Formaban parte del catálogo, entre otros intérpretes, figuras de la talla de Leo Marini, Hugo Romani, Marión Inclán, Fernando Torres, Gregorio Barrios, Eduardo Farrell, Alberto Gómez, Alfonso Ortiz Tirado, Eduardo Lanz, María de la Fuente, Arturo Gatica, Aldo Nigro, Mario Visconti, Álvaro Solani, Elvira Ríos y Fernando Borel. Ninguno perteneció a la orquesta. Grababan con don Américo y luego le facturaban a la disquera.
El finado Hernán Restrepo Duque, el máximo cronista del cancionero popular, escribió en su libro "Lo que cuentan los boleros":
"Dueño de un talento excepcional y de un profundo conocimiento de los secretos de la armonía, Américo Belloto implantó un tipo de bolero que quizás era una mezcla de ambos".
"Ante todo (continúa el gran gurú) dio una gran importancia al violín y salpicaba con hermosas intervenciones las actuaciones de los vocalistas. Pero no mató el ritmo, sino que lo exaltó y lo puso al servicio de quienes gustaban del baile, para entregar un tipo de canción que además de melodiosa era melosa, dulzarrona, amable, pero permitía la marcación perfecta de los pasos danzantes, pegadita la pareja, sin distorsiones, sin depresiones". El bello "Llanto de luna", cantado por Marini, fue el primer gran botón y los demás a la camisa.
Como curiosa paradoja, a los melómanos argentinos poco les gustó el bolero, aunque dos de sus mejores intérpretes (Marini y Romani) habían nacido en la provincia vinícola de Mendoza. Sin embargo, los porteños le brindaron buen recibo a un álbum con 12 temas del género grabado por el tanguero Hugo del Carril que incluía el recordado éxito "Así pasó", e hicieron largas filas en el "Luna Park" para ver cantar al cubano Rolando Laserie, el de la cachuchita, que grabó en ritmo de bolero tangos tan populares como "Las cuarenta", "Cambalache" y "Esta noche me emborracho".
La apostilla: Una noche, después del show en el radioteatro caracolero de la entonces angosta calle 19 de Bogotá, salieron hacia su residencia los esposos Belloto-Gutiérrez, y algún guasón alcanzó a decir: "Miren: allá va doña Teresa con don Américo y sus Caribes".
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