John Harold Giraldo Herrera


Dirigida por Carlos Moreno, el de Perro come perro
john.giraldo.herrera@gmail.com
El llamado cine colombiano sigue creciendo. En menos de dos meses se han estrenado cerca de 10 películas, cifra récord, cuando antes en un año se podía pensar en tres o cuatro. Pero el crecimiento de estrenos es proporcional al decaimiento de respaldos. Así como los mitos que se tejen y que siguen creciendo, en parte, ayudados por quienes dicen apoyar el cine nacional.
Por la misma época de más estrenos una noticia sorprende, no por su elección, sino por volver a intentar entrar por la puerta de Hollywood. Se trata de la llegada a una posible nominación como Mejor película extranjera o de habla no inglesa en la llamada Meca del cine: Los Óscar. La selección dio como resultado nada más y nada menos el tema del cual estamos hastiados: el narcotráfico. Hastiados porque es una realidad que vivimos y aún no superamos y seguro no la exorcizáremos del todo. No pienso que se hayan hecho muchas películas de esta temática, como tampoco del conflicto, pero son a veces las que más respaldo traen de la industria nacional. Son las del boom mediático, mientras la mayoría, las hechas a pulso, con un grado mayor de trabajo en los guiones y en la diversidad de formas e historias, solo son vistas con gracia, nada más.
Los alemanes no se cansan de hablar del tema que los marcó: el holocausto Nazi, como tampoco los italianos ni los franceses se sienten hastiados de hacer películas sobre la mafia; los argentinos no olvidan sus periodos críticos como los de la dictadura y los desaparecidos, y en el cine eso se ve reflejado. En Colombia nos sentimos cansados, cuando el tema ni está agotado ni ha contado lo que podría. Por supuesto, la balanza se inclina más hacia esas películas. Las criticamos pero son las que tienen más espectadores y las otras en cambio sufren por no obtener en la taquilla lo que han invertido. En Colombia no se ha podido consolidar un grueso de directores, pues surgen varios que luego ven al cine desde la distancia porque no lograron ni siquiera recuperar el dinero del trabajo. Una tragedia de nuestro cine es que los dos canales se apoderaron del séptimo arte, sin una película no cuenta con su “apoyo”, la posibilidad de publicitar una película es casi nula.
Y aunque tenemos una ley para apoyar la industria, lo cual ha hecho que se produzcan más películas, la taquilla no se engrandece, del mismo modo es duro sostener una línea de producción en el tiempo, como también hacer que las películas que solo causan gracias cuenten con un respaldo mayor. Lo que nace son proyectos que arriesgan y luego muy pocos son los que continúan en la misma línea.
Ahora, es claro que también el narcotráfico es nuestra marca comercial. Lo producido en ese terreno es de más interés en la industria, en la televisión lo hemos comprobado así como en la pantalla grande. Y aunque en el cine goza el tema de contar con más efectos, algunos actores reconocidos, más capital para producir, lo que nos causa angustia y a la vez molestia, es que nuestra Academia de Cine, diga que es de lo mejor. Solo por saber que es un tema más vendible. La academia es quien propuso entre un montón de opciones, al Cartel de los sapos, la califican como: acertada y con tendencia universal: “historia sólida, factura diáfana, dirección y actuaciones impecables, que trascienden lo ordinario”, afirma Laura García, presidente de la academia. Sabemos que el cine es una ventana al mundo, y la elección ruboriza tanto por el tema como por descartar otras opciones igual de validas, sobre todo por aquello de las etiquetas con las que nos reconocen en el mundo.
Es falso que lo que más se produce en Colombia sea de historias del mundo del narcotráfico. En el 2011 se estrenaron 18 películas, y de ellas tres tocan el tema de forma directa, las demás son historias diversas; lo mismo este año, podemos decir que dos de las estrenadas -hasta ahora van 13- aluden al tema de los narcos. En tendencias, el cine colombiano se adentra en sus regiones, explorando tanto el paisaje de sitios costeros como otros del interior poco retratados, hermosísimas como Chocó, o tan plenas como Sofía y el terco, tan prometedoras como La Sirga, tan compactas como 180 segundos y tan repudiadas por la crítica pero aplaudidas por el público como las de Dago. La polémica se prendió, es una nominación valida, ¿más de lo mismo?, ¿no hay más que mostrar?
El Cartel de los sapos no es más de lo mismo, pero los de la academia debieron haber puesto otro título en la lista, los argentinos ganaron con la encantadora película policíaca y de amor El secreto de tus ojos, su tema y factura son necesarios, los del narcotráfico una reiteración. Los de la academia en Colombia, ganaron pero por seguir permitiendo que el tema nos siga acechando como de lo mejor que producimos, cuando la realidad es otra.
* Docente y periodista universitario
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