Elizabeth Ortiz Palacio


El banano es una de las frutas más consumidas en todo el planeta. Tanto como fruta sola como en recetas saludables como el pan de banano. Las referencias más antiguas son encontradas en escritos budistas del año 350 A.C y sugieren la existencia de una fruta grande como un "colmillo de elefante". Según algunas teorías fue la primera fruta que existió en la tierra. Sitúan su origen en el sudeste de Asia, en las junglas de Malasia, Filipinas e Indonesia, sitios que aún lo producen.
Se cree que en la edad media los árabes llevaron la fruta a África y precisamente, su nombre proviene de un vocablo árabe que significa "dedo". Unos misioneros portugueses lo llevaron a las islas Canarias y lo cultivaron junto a los españoles. Éstos, al empezar sus travesías al nuevo mundo, la llevaron consigo. Se estima que para el 1516 empezó la siembra en Santo Domingo, sitio del que se extendió al resto del Caribe y América Latina.
A finales del siglo XIX la modernización de los sistemas de transporte permitió que el banano se consolidara como un importante producto de exportación, encontrando grandes clientes en Europa y Estados Unidos. La existencia precolombina del banano en América ha sido sugerida, pero no se tienen pruebas suficientes.
Ocupa el cuarto lugar entre los alimentos más importantes del mundo. Entre los principales países productores está Colombia. Tanto el banano como el plátano son elementos fundamentales en la dieta de la población por su valor nutricional, forma parte de los platos típicos, es accesible a toda la población por su bajo costo y además, se recolecta durante todo el año.
Al caribe colombiano llegó la variedad Gros Michel. Su cultivo se basa en la clonación de los ejemplares puesto que son estériles. Las actuales bananas son muy similares a las primeras descubiertas en Asia, esta uniformidad las hace muy vulnerable a las plagas. Hasta mediados de la década de los 50 del siglo XX, la única variedad producida a nivel mundial era la Gros Michel descubierta por botánicos franceses en Asia hacia 1820. Los bananos eran más grandes, finos y sabrosos que los actuales (incluso se decía que aún verdes sabían dulce).
En 1890 las plantaciones de Surinam, empezaron a sufrir el ataque del hongo Fusarium oxysporum que produjo la "enfermedad de Panamá". Ningún plaguicida podía combatirlo y comenzó a extenderse. Cuando llegaba a una cosecha acababa con ella. Los cultivadores abandonaban sus campos infestados y se movían a otras tierras"limpias", incluidas selvas vírgenes que deforestaban, hasta que la extensión del hongo lo hizo inviable. Como las Cavendish resistían al hongo, remplazaron en pocos años a los Gros Michel.
Dos hongos amenazan los cultivos actuales. La sigatoka negra, que se ha extendido desde que empezó en 1963 a diezmar las cosechas en Fiji. Los países mayores productores, lo controlan mediante fungicidas industriales que son utilizados hasta cuarenta veces al año. Sin embargo, el hongo es cada vez más difícil de combatir. Por otra parte el científico Rady Ploetz descubrió en 1990 una variación de la enfermedad de Panamá, conocida como raza tropical 4 (TR4), que destruye al Cavendish sin que los fungicidas puedad evitarlo. El hongo ha alcanzado Sudáfrica, Australia y gran parte de Asia.
Para que el Cavendish no repita el destino del Gros Michel, se debe ser más responsables con su tráfico y transporte a nivel mundial. Se considera que su expansión a las grandes plantaciones del mundo, entre ellas Colombia, será cuestión de poco tiempo. Los síntomas del TR4 son iguales a los de su predecesor, de manera que pueden confundir a los cultivadores y hacerles pensar que la plaga será eliminada.
Se proponen algunas soluciones:
-Aumento de la biodiversidad: según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) el 75% de la diversidad genética agrícola se ha perdido en el último siglo. El actual sistema de producción agrícola también contribuye al problema. Las variedades locales menos vistosas (más pequeñas y pecosas) se dejan de cultivar. La biodiversidad se reduce y con ella, las especies que podrían ser más resistentes. Agricultores y científicos trabajan para guardar y recuperar el mayor número de variedades. Mientras otros buscan en Asia los ancestros salvajes de las especies locales.
-Comercialización de más variedades locales de bananas.
-Apoyo a las investigaciones: Ploetz ha desarrollado un plan de acción para luchar contra el TR4. Hace falta más inversión en investigación.
-Desarrollar más conciencia, ya que junto a los cultivos de café también sembramos plátanos y bananos .
*Nutricionista Dietista Clínica
Universidad Nacional de Colombia
Educadora acreditada en Diabetes
saludablearas@yahoo.com.co
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