Elizabeth Ortiz Palacio


Uno de los componentes principales del cuerpo es el agua. El cuerpo humano normalmente está conformado por un 60% de agua y 40% de elementos sólidos. En la mujer varía la proporción a 50% y 50% de grasas y sólidos. Estas cantidades pueden variar según el peso, edad, actividad física y patologías presentes en cada persona.
Usualmente, el cuerpo pierde agua al respirar, hablar, sudar, orinar y a través de las heces. Por eso es tan importante controlar que el líquido que se pierde nunca sea mayor del que se ingiere para mantener el equilibrio. El cuerpo cuenta con unos sensores que se activan y dan alerta cuando registran el desequilibrio y crean la necesidad de ingerir líquido.
De no hacerlo, la salud puede resentirse como ocurre cuando se presenta diarrea, vómito, fiebre, exceso de ejercicio o de sol, ya que la ingesta de líquidos se incrementa.
La mayoría de las personas cree no haber tenido nunca una deshidratación. Sin embargo, han presentado alguno de sus síntomas. Algunos, el 21%, refieren haber tenido dolor de cabeza causado por el calor o practicando una actividad física, el 25% lo han notado por la excesiva sudoración, el 31% por el cansancio o somnolencia y el 18% por la aceleración del ritmo cardíaco.
La mayoría afirma que espera a beber agua hasta sentir sed. Se debe cambiar este hábito porque cuando aparece la sensación de sed ya se han perdido líquidos y existe una real deshidratación. Si en el trascurso del día no se reponen las pérdidas el organismo recurre al líquido alojado en el interior de las células provocando los síntomas anteriormente mencionados.
Beber menos de lo adecuado no alcanza a cubrir las necesidades fisiológicas. Quienes no pueden descuidar el consumo de líquidos son, especialmente, los adultos mayores, las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, niños y personas enfermas. Además, los trabajadores al aire libre, estudiantes o personas que practican actividad física requieren un consumo constante.
Se calcula que entre el 20% y 25% del aporte hídrico se obtiene de los alimentos y entre un 75% a 80% del consumo de agua o líquidos. El organismo también obtiene agua a partir del metabolismo de los alimentos. La cantidad preventiva es 400 cc. y debe tomarse de manera fraccionada (sorbos) para mantener el balance. Puede tomar agua pura o saborizada, jugos naturales, caldos, consumir frutas y verduras. Una adecuada hidratación es una medida simple, pero de las más descuidadas por todos.
*Nutricionista Dietista Clínica
Universidad Nacional de Colombia
Educadora acreditada en Diabetes
saludablearas@yahoo.com.co
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