Fraile


Estimado Juan José:
El hecho que el profesor Juan Carlos Illera del Portal hubiese escogido a Manizales como una de las escalas en su gira de conferencias por nuestro país es no solo gratificante para esa capital sino la demostración palpable que allende los mares, la ciudad de las puertas abiertas es considerada como un baluarte de la actividad taurina en Colombia.
Bien sé que a ti, mi querido Juan José, tanto el nombre del Profesor como su recorrido por el mundo de la academia y de la investigación te son familiares, pero debe haber amigos tuyos que desconocen la importancia y la trayectoria del notable personaje, que en virtud de su presencia colma los auditorios en donde se presenta para oírlo disertar acerca de la "Regulación neuroendocrina del estrés y el dolor en el toro de lidia".
Nace Illera en Madrid un veinticuatro de noviembre del año de mil novecientos cincuenta y ocho y obtiene su grado de licenciado en la Universidad de La Laguna, en las Islas Canarias, universidad en la cual cursa posteriormente su doctorado en biología. Luego de disfrutar de una beca posdoctoral en el Departamento de Biología de la Conservación, se dedica a la investigación y por espacio de dos años la realiza en universidad de East Anglia. En los Estados Unidos de Norteamérica se convierte en profesor asociado de Investigación del Departamento de Reproducción de la Universidad de California y en la actualidad funge como profesor titular del departamento de fisiología animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Y para no hacer esta historia muy larga, pues el doctor Illera tiene más diplomas y reconocimientos de los que te puedas imaginar, hoy ejerce como académico de número y Secretario General de la Real Academia de Ciencias Veterinarias.
Pues tan destacado, culto y preparado hombre de ciencia decidió que, además de visitar Bogotá, Cali y Medellín, debía dar a conocer su estudio a la que él considera como una sociedad interesada en la investigación científica, en el desarrollo universitario y naturalmente en la actividad taurina y con la difícil forma de hacer ver sencillo lo complejo, durante la charla demostró como, después de haber estudiado más de dos mil quinientos toros durante diez años logró descubrir que gracias a la masiva liberación de beta-endorfinas que se unen a los nocireptores durante las diversas etapas de la lidia, el dolor disminuye. Vale decir, a mayor segregación de beta-endorfinas, menos dolor y se conoce que el toro libera cuarenta veces más de ellas que cualquier otra especie.
Lástima que a esta conferencia no hubiesen asistido los fanáticos y algo lunáticos opositores a la Fiesta Brava que acostumbran manifestarse torpe y malcriadamente para ver si hubiesen tenido el coraje y la honradez intelectual de tragarse, gracias a una demostración científica, todas las mentiras y falacias que propagan acerca del sufrimiento del toro. Porque en honor a la verdad, los aficionados a la Fiesta respetamos a aquellas personas cuya sensibilidad no les permite asistir a un espectáculo taurino y a aquellos que esgrimen argumentos e invocan razones serias y honestas para no gustar de la corrida, pero por los payasos protestantes no albergamos sentimiento alguno.
Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile
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