Mario César Otálvaro


Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Las decisiones hay que tomarlas a tiempo, y la salida de Ángel Hoyos era necesaria y oportuna, porque la nueva empresa que orienta al Once Caldas debe asumir el compromiso total de sus actos, sin las imposiciones que genera un contrato laboral firmado por terceros.
El argentino no colmó las expectativas, defraudó por resultados, trabajo y declaraciones, y no era el ideal para iniciar el proyecto Kenworth, que si bien está en etapa de transición en la parte administrativa, en lo demás no da tregua obligando a obrar de inmediato.
Hoyos tuvo un inicio motivante, luego le tomaron la medida y no reaccionó, viendo como su equipo se desplomaba sin hacer nada para evitarlo, con un conformismo desesperante y una tranquilidad pasmosa como si no fuera su desafío, motivos suficientes para sacarlo.
Además de trabajo poco, sin aplicar aquello de que había hora de entrada pero no de salida, descargando todo en sus asistentes que fueron unos fantasmas, aparte del descarado derroche cuando el famoso viaje largo a Barranquilla estando ya eliminado, o de cuentas por consumo de energía eléctrica porque le daba pereza practicar temprano.
Bien ido el señor Hoyos y su corte quienes no dejan nada positivo en Manizales, y que por el contrario hicieron evocar aquellas nefastas épocas de Carlos Quieto, un empresario argentino que traía ‘verseros’ por cantidades, como el ya desaparecido Américo Pérez.
Pero a rey muerto, rey puesto, y es una lástima que la dirigencia actual se haya tomado tanto tiempo para escoger su reemplazo, perdiendo las mejores opciones que estaban encarnadas en Leonel Alvarez, Diego Umaña, Juan Carlos Osorio y Flavio Torres.
Y a propósito leí los comentarios de varios lectores de este diario cuando se publicó que había la posibilidad del regreso de Osorio, y quedé impresionado por la forma como lo crucificaron, entendiendo de paso el canibalismo y el desagradecimiento nuestro.
Simplemente les recuerdo que de 4 torneos ganó 1 y perdió otro por dejarlo en manos del inefable Pompilio Páez, y que salvó al Once Caldas del descenso poniéndolo a 60 puntos del último y segundo en esa clasificación, con unas cifras goleadoras concluyentes.
Que injustos somos, pero es hora de que nombren, ya que dentro de las misiones del nuevo estratega está el montaje del plantel, que no puede ser solo para que Galván se dé gusto.
Sin embargo me parece que ha faltado firmeza en ese sentido, y no se ve tan segura la nueva Junta, al tenor de que todo desocupado suena como opción, cuando en realidad ese nombramiento debe obedecer a un principio pragmático de lo que se quiere y se pretende.
Y es donde menos se debe fallar, porque la verdad hoy día en el fútbol colombiano un buen orientador se conoce por el orden que impone, su ascendencia sobre el grupo, su idea táctica, y las pautas que garanticen rendimiento para un medio que no resulta tan exigente.
Lo digo porque aquí ‘bolillo’ Gómez con un equipo armado este semestre llegó a la final, y Hernán Torres con 3 refuerzos, Román Torres, Rafael Robayo y Wason Rentería, puso a Millonarios en la disputa del título con la misma base que había fracasado Richard Páez.
Total, una ajustada contratación de refuerzos, un acertado manejo deportivo, unos directivos honestos, unas finanzas sanas y fuertes, y cumplimiento en pagos y obligaciones, y ese coctel por lo general arroja resultados inmediatos porque el fútbol nuestro improvisa, y es benévolo con todos al momento de las evaluaciones.
P.D. Recuerdo hace veintitantos años cuando Javier Giraldo Neira llegó a hacernos compañía en Caracol trayéndose todos los radios que tenía en Todelar, conservándolos hasta hoy… Ya finaliza su carrera en esa cadena, y seguramente vendrán nuevo retos y la misma sintonía porque es Javier… Gracias Maestro, y suerte que todavía hay mucho camino por andar.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com
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