Efraim Osorio


‘Desastre, calamidad, desbarajuste, revés y ruina’ son algunos de los sinónimos de la palabra ‘debacle’, que proviene del francés ‘débacle’, lengua en la cual, literalmente, significa "rotura de hielo o vidrio", y, figuradamente, "lo que provoca ruina, confusión y caos". Nuestros diccionarios no dan una definición propiamente dicha del término, sólo lo hacen con sinónimos. Este galicismo llegó al diccionario de la Academia de la Lengua apenas en 1992 (vigésima primera edición). Una definición podría ser la siguiente: "Debacle. Sustantivo femenino. Rompimiento progresivo o repentino e inesperado del orden natural de las cosas o de la estructura establecida de instituciones, sistemas, sociedades, celebraciones, competencias, etc.". Por ejemplo, la debacle institucional que causó la actitud del megalómano, soberbio e inexperto funcionario bogotano por su destitución. Pero, me estoy desviando del asunto, que no es otro que el ‘género’ del término ‘debacle’, femenino. Aparentemente, el columnista Julio Restrepo Ospina, de LA PATRIA, lo ignora, pues así redactó: "…’personajes’ a quienes se les dio crédito y después cometieron semejante debacle financiero" (12/12/2013). "…financiera", porque, como adjetivo que es, debe concordar en femenino con el sustantivo ‘debacle’. Elemental.
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Esto de ‘involucrarse’ es característico de los miembros del género humano. Cuando uno opina sobre cualquier cosa, ‘se involucra’ en ella, porque ‘involucrarse’ (verbo pronominal) es "comprometerse o mezclarse en un asunto". Y hay quienes lo hacen tan apasionada e irreflexivamente, que llegan al extremo de lanzar al aire sinrazones como la siguiente: "Inhabilitar a Gustavo Petro por 15 años es inhabilitar a las 750.000 personas que votaron por él. Es desterrarlos del panorama político" (El Tiempo, Cristian Valencia, 17/12/2013). ¡Y yo que creía que el ciudadano votaba por los programas y las ideas! Pero, otra vez, me estoy descarrilando. Hablaba de ‘involucrarse’, verbo pronominal mal empleado en una nota de LA PATRIA sobre la Historia del Pesebre, en la que dice: "En la Edad Media y en el Renacimiento se involucraron al pesebre la figura de los Pastores de Belén y los tres Reyes Magos". (15/12/2013). Ni siquiera con su naturaleza de transitivo cabe en esa frase el verbo ‘involucrar’, porque éste, aunque tiene como sinónimo el verbo ‘incluir’, significa, más bien, por su origen latino de ‘envoltura’ (‘involucrum’ = ‘cubierta, envoltura, velo, disfraz’), "envolver en una cuestión o discurso materias ajenas a ellos. Mezclar. Confundir o enredar unas cosas con otras" (María Moliner). El Diccionario añade: "Complicar a alguien en un asunto, comprometiéndolo en él". El verbo apropiado en la nota de LA PATRIA es ‘incluir’, que significa lo siguiente: "Poner algo dentro de una cosa o dentro de sus límites": "En la Edad Media (…) incluyeron en el pesebre las figuras de…". De esta manera, hasta la mula y el buey quedan satisfechos.
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Todos los verbos tienen dos participios, el presente o activo, por ejemplo, de ‘cantar’, ‘cantante’, y de ‘presidir’, ‘presidente’; y el pasado o pasivo, verbigracia, de ‘cansar’, ‘cansado’, de ‘elegir’, ‘elegido’ o ‘electo’ (irregular este último, como los de otros pocos verbos). Se llaman ‘participios’ porque, aunque suene redundante, ‘participan’ del carácter del adjetivo. Por esta razón, son variables tanto en género como en número, y, por lo mismo, deben concordar en los mismos accidentes con el sustantivo que acompañan. Olvidó esta norma, que seguramente se la enseñaron en bachillerato (¿o no?), el congresista Hernán Penagos en la siguiente oración: "Recordemos que la moral de la tropa debe estar siempre en alto, dado los sacrificios que a diario hacen en función del orden institucional" (LA PATRIA, 15/12/2013). "…dados los sacrificios…", porque, obviamente, ‘sacrificios’ es un sustantivo masculino plural. Con ‘privaciones’, como ejemplo, sería diferente, así: "…dadas las privaciones…", porque éste es un sustantivo femenino plural. Elemental.
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Como tampoco, me parece, el redactor de "Supimos que" respetó la concordancia gramatical en la siguiente información sobre el ciclismo en Caldas: "Lo interesante es que allí aparecen dos nombres caldenses, clave en los primeros pasos que permitieron que este país fuera visto con respeto en este deporte" (LA PATRIA, 15/15/2013). Me refiero a la concordancia que debe haber entre "dos nombres caldenses" (plural) y el sustantivo ‘clave’ (con carácter de adjetivo), que, en esta construcción, deber ir en el mismo número, pues los dos ciclistas, cada uno por separado, fueron ‘claves’ para el éxito de este deporte en el exterior. De acuerdo con esto, decimos: "Tanto el gobernador como los secretarios de su despacho son claves para la buena marcha del departamento". En cambio, podemos decir: "La buena presentación, los buenos modales, la afabilidad y la honestidad son la clave del éxito de un comerciante". Aunque, según el Diccionario Panhispánico de Dudas, la palabra ‘clave’ puede usarse indistintamente en singular o plural cuando el sustantivo al que se refiere es plural, considero más apropiado seguir la directriz antes expuesta. Por descontado, es el redactador quien tiene que decidir cómo expresa su idea. Nota: Estas normas se aplican también a otros vocablos que intervienen en oraciones como las estudiadas, por ejemplo, ‘plaga, meollo, peste…’.
La VEINTITRÉS: ¿El mejor remedio para sus males? El más cómodo: Dejémosla así.
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