Luis F. Gómez


Los estudiantes del calendario A regresan al colegio en estos días. Un nuevo año escolar comienza y con ello muchos sueños y construcción de futuro se retoman. El inicio de este año no está tan feliz como el año pasado, cuando el ministerio de Educación anunciaba la gratuidad generalizada en todos los colegios oficiales, más bien iniciamos el año escolar bajo la sombra de los pésimos resultados que obtuvimos en las pruebas internacionales, donde salimos en la "cola" de los países que presentaron la prueba. El tema de la calidad de nuestra educación está nuevamente bajo la lupa y debe ser una genuina y seria tarea que asumamos como sociedad: cómo mejorar la calidad de nuestra educación.
En el análisis de las causas del mal desempeño de los estudiantes colombianos en las pruebas de Pisa, aparecen desde los problemas de la desnutrición de muchos de los estudiantes, niños y niñas que van a estudiar con el estómago vacío. No en todos los municipios se tiene la facilidad del refrigerio o almuerzo escolar, que busca complementar o llenar los requerimientos nutritivos de los estudiantes. Pero se ha focalizado la crítica en la mala y a veces pésima formación de los profesores.
En efecto, los estudios que han hecho seguimiento del nivel profesional de los profesores han dado un resultado muy vergonzoso. Los licenciados a la hora de presentar sus exámenes Saber Pro obtienen los resultados más bajos a nivel nacional. Los egresados del bachillerato que optan por estudiar licenciaturas no son los que han obtenido los mejores resultados en los exámenes de Saber 11. Los sindicatos de docentes siempre muestran la brecha salarial que hay entre los licenciados y otras profesiones en el país, señalando así que no hay un reconocimiento real y motivante para los docentes. Ha habido muchas críticas a los maestros. La pregunta es ¿qué estamos haciendo para mejorar su desempeño? Si se sabe que la presencia de buenos profesores en el aula genera un impacto muy positivo en los niveles de enseñanza-aprendizaje en los estudiantes, ¿qué está haciendo el Estado, el Ministerio de Educación, los municipios con sus secretarías de Educación y el sector privado, para capacitar a los maestros? De alguna manera debemos buscar cualificar a aquellas personas que están dándole forma a las nuevas generaciones del país.
La revista Semana, en unos datos un poco sacados del cubilete, a modo de mago, señala que el país tomará por lo menos un siglo para alcanzar a los países que puntean los resultados de la Prueba de Pisa. ¡194 años! Para alcanzar el nivel de matemáticas que ya tienen en la China. Estos datos son sencillamente desesperanzadores, pero lo más importante es que la penosa situación en que nos encontramos comience a mejorar y para ello se requiere un gran acuerdo de muchos actores sociales, una decisión política de fortalecer el presupuesto de educación y un muy serio acompañamiento a los maestros y directivos escolares en su desempeño.
Colombia como proyecto futuro, no puede seguir posponiendo la mejora de la educación nacional. De cara a las nuevas generaciones, debemos ser muy serios en comenzar desde ya un plan nacional de rescate de la educación. Y para ello, el Ministerio de Educación debe dejar de lado la soberbia y llamar a los privados a colaborar en el diseño y ejecución de la solución. Este es un problema nacional y como tal que asumir su solución por parte de todos.
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