Jorge Alberto Gutierrez


¿Alemania es culta porque es rica o, es rica porque es culta?, con esta pregunta Gorka Sierra, el director titular de la Orquesta Sinfónica de Caldas, inició un conversatorio donde ilustró al auditorio acerca del proceso de transformación de Bilbao del cual fue artífice, junto a otros artistas del país Vasco español. Acto seguido respondió: sin lugar a dudas es rica porque es culta.
Así lo creyeron los vascos e hicieron de Bilbao uno de los epicentros culturales del mundo, así lo creyeron los coreanos y los tailandeses y los del Vietnam y los de Monterrey en México, y todos aquellos países y ciudades que han decidido salir de la pobreza por la única vía civilizada que dignifica las relaciones de la gente: la educación, de la cual se derivan la ciencia y la cultura.
Son cosas que se piensan, mientras en la platea de Los Fundadores asistía a la presentación de De Carmen, una puesta en escena de la compañía española Tránsit Dansa, que hizo parte del repertorio del XLV Festival Internacional de Teatro, me parecía increíble que tuviera la oportunidad de estar frente a una obra capaz de conmover hasta el tuétano a los críticos más exigentes del mundo. Mi vecina de al lado ya había estado allí la noche anterior, y sin embargo se le escapaban tiernos lagrimones de sus ojos incrédulos, el silencio y los suspiros en la sala con más de mil cuatrocientos espectadores, testimoniaba la dimensión de lo que nos estaba sucediendo, había que pellizcarse para corroborar que aquello no era el producto de un sueño y sin embargo estábamos ahí, los unos al lado de los otros, presos de un estupor de privilegio, reservado solo para las grandes ocasiones de la vida.
Definitivamente hay que venir a Manizales si uno quiere participar de un festival de teatro de altísima calidad y, por supuesto, si desea encontrarse con directores de talla internacional para intercambiar ideas relacionadas con los avances de las artes escénicas en el mundo, este es el sentir de los "teatreros" que estuvieron en la ciudad, este es el sentir de los delegados del Ministerio de Cultura de Colombia, de los conocedores y los legos que nos visitaron durante los días de la muestra.
Una quinta parte de la población de Manizales es el cálculo de las personas que fueron convocadas por el llamado del teatro: la muestra callejera de una policromía extraordinaria dignificó los espacios públicos de la ciudad, e hizo nuevamente de la calle el escenario, ciento veintiséis puestas en escena con actores venidos de Turquía, el Brasil, Chile, Ecuador, el reino de España, México, Bolivia y Montevideo como ciudad invitada, que actuaron como dioses en las salas formales e informales como la carpa de un circo o las antiguas bodegas de Única, escenario ideal para las obras que se representaron en su espacio desueto.
Que el evento sea el más antiguo del continente, que haya puesto a Manizales en la mira de los intelectuales del mundo desde aquellas épocas pretéritas donde se disputaba con la ciudad de Nancy en Francia el privilegio de tener los festivales más afamados del momento, que el gobierno de Carlos Lleras Restrepo lo haya condenado a una especie de exilio de diez años largos, que para oír a Pablo Neruda la gente ansiosa haya derribado las puertas del teatro, que si García Márquez o Ernesto Sábato, que si para la segunda oportunidad fue necesario comenzar por desactivar los prejuicios instalados en la gente por las autoridades civiles, militares y eclesiásticas que cohonestaron con su cierre, que en una de las recientes administraciones municipales se tuvo la osadía, sofista por demás, de hacer sumas y restas para calcular cuánto dinero le quedaba a la ciudad luego de un Festival de Teatro como prueba reina para espantar a las "pedigüeñas" de todos los años, o que recientemente, en la pasada versión, para que se pudieran hincar los mástiles de la carpa que también sirvió de escenario se haya tenido que esperar el desenlace de las conversaciones del gobierno con los líderes del paro agrario y liberar la circulación de las dos tracto mulas encalladas en Santa Rosa que portaban dobladas las cuatro toneladas de lona circense, o las lluvias impertinentes de septiembre; y que hoy como ayer y siempre y hasta el último minuto antes de abrir el telón, no se sepa a ciencia cierta con qué dinero se puede contar para el evento, todo esto mientras una compañía coreana espera al otro lado del globo terráqueo a que un gerente en Manizales se digne pasar al teléfono, para que luego de un millón de trabas y exigencias participe con su pequeño óvolo entregado con solemnidad, como una muestra más de la generosidad con que su empresa, estatal por cierto, "se la juega" por la cultura.
Gajes del oficio que no se compadecen con el déficit de siempre y que no explican el porqué la ciudad no haya asumido del todo al Festival de Teatro como uno de sus eventos emblemáticos y de mayor proyección internacional, y sin embargo se justifican todos estos esfuerzos y las angustias de estos cuarenta y cinco años cuando uno está sumergido en la platea del teatro viviendo De Carmen de María Rovira: la historia apasionada de una mujer que vivió por y para bailar, y nosotros en la sala conteniendo la emoción para no dar muestras extremas de un gozo que pudiera sabotear el espectáculo, como lo haría cualquiera de los cronopíos descritos por Julio Cortázar en su vuelta al día en ochenta mundos, cuando se refiere al memorable concierto de Louis Armstrong en París, en noviembre de 1952.
Pensaba todo esto y también en la Orquesta Sinfónica de Caldas, cuando interpreta la novena sinfonía de Beethoven acompañada de coros formados aquí, que entonan emocionados el himno a la alegría de Schiller, o la Carmina Burana, o los acordes solemnes del Te Deum de Dvorak. Pensaba en Batuta, en la biblioteca de Salmona cuya construcción iniciará en breve la Universidad de Caldas, en el Banco de la República que animado por la convicción en el Centro Republicano hará su contribución para salvarlo con la construcción de una biblioteca y casi seguro con un Museo de Arte Moderno con todas las de la ley, destinado a albergar la rica colección de artes plásticas con que cuenta el Museo de Arte de Caldas. Pensaba en los conciertos de rock, y en el Plan Estratégico de Ciudad que está proponiendo "Estoy con Manizales" donde la vía del conocimiento es consustancial al desarrollo, pensaba agradecido en los políticos y las empresas y las instituciones y los de a pie, que hicieron posible que más de setenta y cinco mil personas acudiéramos durante una semana a enriquecer el corazón, porque justamente de eso se trata.
La ovación fue cerrada.
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