Cuando se leen los dos términos sobreviene la idea de que pueden ser iguales o al menos parecidos con sutiles diferencias. Cuando se razona sobre ellos y se profundiza viene la confrontación y se deduce que no son idénticos. Ello conduce a considerarlos de diferente forma y a expresarlos para denotar situaciones disímiles. Sin embargo, puede haber hechos en que coincidan ambas palabras y se les apliquen los significados específicos. De otro lado los vocablos enunciados pueden ser interpretados para un mismo hecho de diferente manera tanto en una forma coincidente como secuencial.

La utilización de la terminología no es nueva, ha aparecido en escritos sociológicos, filosóficos, gerenciales o analíticos de la vida cotidiana, enunciados por varios investigadores, formadores y pensadores como Pierre Bordieu o los autores Modesto Gayo y Berta Teitelboim.

El empleo de estos dos términos puede ser importante en las coyunturas que deparan las actividades a las que se ven enfrentados los seres humanos en su trasegar diario, precedidos de reflexiones o sin ellas, pero que las utilizan para denotar, más para su interior que para el exterior, sus propias concepciones que llevan a calificar a sus congéneres tanto desde el enfoque individual como colectivo.

La situación se complica cuando hay que cruzar entre sí los conceptos: Privilegio, Mérito, Derecho, Deber y Equidad. Por lo tanto, hay que pensar si Derecho excluye o incluye Privilegio. Si Mérito incluye o excluye equidad. O, si todos incluyen o excluyen equidad. Así se debe proceder con las confrontaciones entre las cinco palabras con sus respectivas, aparentes o fundamentadas, interpretaciones. Cuando se usan los términos indiscriminadamente, sobrevienen las pésimas cualificaciones de las conductas de los seres humanos y ello se presta a confusiones que pueden lesionar a los involucrados, o no permiten que se actúe con respeto por las personas. Como se ha repetido, la vida de los pensantes no está plasmada en blancos y negros absolutos.

Entonces, hay que proceder a pensar en situaciones reales en donde cada ciudadano debe contestar las preguntas y confrontarlas íntimamente, o con otros, en un amplio y franco diálogo y sacar sus propias conclusiones para afirmar sus convicciones o para pensar que hay diferentes y posibles variantes.

¿La paz para los colombianos es un privilegio o un derecho?

¿El ingreso a la educación superior es un mérito o un derecho?

¿El trabajo es un derecho o un privilegio?

¿La decisión sobre su vida es un deber o un privilegio?

¿El trato civilizado entre personas es un mérito o un derecho?

¿Ganar un concurso honesto para un empleo es equidad o un mérito?

¿Permanecer en un empleo es un derecho, un privilegio o un deber?

¿Reconocer sus errores y actuar en consecuencia es un deber o un mérito?

¿Tener dinero en exceso es un privilegio, un derecho o un mérito?

¿Mantenerse informado es un derecho o un privilegio?

¿Escoger libremente su religión es un privilegio o un derecho?

¿Mantenerse en sus convicciones religiosas es un mérito o un deber?

¿Definir sus convicciones políticas es un derecho o un privilegio?

¿Ser profesional o técnico es un derecho o un privilegio?

¿La justicia es un derecho o un privilegio o equidad?

¿Estar satisfecho es un derecho, un privilegio o un mérito?

¿Tener salud es un privilegio, un mérito o un derecho?

Aparentemente fácil la selección, pero no es así. Merece análisis y confrontarse con los intereses de cada quien dentro del ámbito en que vive. Sin embargo hay que buscar si hay identidad para lograr metas comunes con el fin de vivir en comunidad sin que ello conduzca a la unanimidad, que jamás será duradera de por vida.

Nota: ¿Un Hospital Universitario para Manizales es un privilegio o un derecho?