Un día Júpiter bajó a la tierra, convocó a todos los animales, incluido el hombre y les dijo:

-Quiero que viváis en armonía y contentos: Así que si alguien tiene una queja que, la diga sin temor y enseguida le pondré remedio.

-Nadie expuso nada, entonces Júpiter se dirigió al mono:

-¿Qué? ¿tú estás contento?

-Claro, -respondió el mono, tengo cuatro patitas que son un tesoro y tengo un tipo que todos me envidian. Yo no tengo motivos para envidiar a nadie…comparado con el oso, tan feo, soy una maravilla. Él sí tendrá de que quejarse.

Los otros animales pensaban como el mono y esperaban la queja del oso. No hubo tal queja, al contrario, con tono de orgullo dijo:

-Yo me veo fuerte, bien proporcionado, con cierto aire señorial. Comparado con el elefante que es un monstruo, una masa de carne que parece que se cae a trozos, soy un encanto, no me quejo de nada.

-Así, estaban todos, hasta que llegó el hombre. Éste se entretuvo en contar todas sus cualidades y encantos. Luego siguió hablando sobre los defectos de los otros y se reía de ellos.

Júpiter que había estado en silencio, se dirigió a todos y les dijo:

-Bien, veo que cada uno lleva dos bolsas: en la de atrás metéis vuestras faltas y en la de adelante las faltas de los demás.

Tomado de Internet: Cuentos y parábolas -Alfonso Francia Educar con fábulas

El ser humano tiene un ojo avizor para con sus semejantes, ve lo que hacen, lo que dicen, sabe cómo son físicamente, es más hasta opina sobre las actitudes de ellos, en muchas oportunidades los juzga sin compasión y como si esto no fuera suficiente se burla y los compara con otros de manera peyorativa y despectiva.

Es posible encontrar que estas personas alimenten una marcada idealización sobre sí mismos y que a ello le inviertan parte de su tiempo. Pensamientos como: ‘Soy mejor’, ‘bello’, ‘rico’, ‘poderoso’, inteligente’, son generados por las distorsiones que tienen de la realidad y que impiden darse cuenta de lo que en verdad sucede en su interior.

A esto se suma, la dificultad para sentir empatía con los demás seres humanos, y cuando humillan, o ridiculizan, creen que tienen la razón y no son capaces de ponerse en el lugar de los otros.

De igual manera su autoestima y nivel de tolerancia a la frustración es frágil, pues detrás de su ego inflado, en muchas ocasiones hay una persona con dificultad para regular sus emociones, débil e insegura frente al qué dirán, que evita a toda costa las confrontaciones.

Por otra parte la persona que recibe las ofensas y burlas, tiene respuestas emocionales y físicas, que alteran su mundo y hasta su proyecto de vida, al sentirse rechazada puede llegar a enconcharse o esconderse de quienes le rodean, como una forma de protegerse del maltrato y la humillación.

Ante preguntas como:

-¿Se observa usted así mismo? -¿Si lo hace que ve? -¿Cómo se ve?

-¿Está pendiente de cómo viven los demás? -¿Para qué?

-¿Ha hecho daño a otros con intención?

Quizás haya situaciones suyas reflejadas en algunas respuestas, y considere que hay que trabajar en algunos cambios de actitud y emocionales. Tal vez sus valores están distorsionados o su mundo interior pobre y oscuro.

Todos en esta existencia estamos de paso, y de alguna manera a cada uno el tiempo se nos agota, qué interesante pensar que hay otras formas de relacionarnos diferentes a las comparaciones, las burlas y las humillaciones, y analizar lo que dice Júpiter, respecto a dónde cargar nuestras faltas y qué lugar ocupan en nosotros, las de los demás…

-¿No le parece importante aligerar el equipaje, tanto de sus faltas, como de lo que usted ha recogido de los demás?.

*Psicóloga
Profesora Titular Universidad de Manizales
fannybernalorozco@hotmail.com