La realidad de lo público en Caldas parece que nunca dejará de sorprendernos, unas veces por los absurdos que se cometen y otras por lo que hay que hacer para tratar de enderezar tantas actuaciones indebidas. Y eso es lo que pasa cuando las empresas que pertenecen al régimen industrial y comercial del Estado, como la Industria Licorera de Caldas (ILC), o al de servicios públicos domiciliarios, como la Empresa de Obras Sanitarias de Caldas (Empocaldas), se convierten en un botín de los políticos corruptos y dañinos que en lo único que piensan es en lucrarse económicamente y en alcanzar participación burocrática que les represente poder y manipulación.

Después de años y de pésimas administraciones que vieron (casi todas) la oportunidad de sacar ventajas a partir de fichas clave que direccionaran contratos y robaran a manos llenas para ellos y para sus jefes, vino la debacle económica y con ella los lamentos y la desesperación.

Hoy la ILC es un paciente agónico que sigue vivo gracias a la buena salud del pasado la cual le sirvió para guardar algunas energías que ya parecen agotarse, mientras se vive de la fama y del buen nombre de productos insignes como el ron y el aguardiente, no obstante esas ventajas comparativas se pierden en un mar de marcas de otros productos extranjeros los que gracias a sus esquemas de manejo administrativo y empresarial, a los TLC y al contrabando que abunda en nuestro país, parecen imponerse en el competido mundo de los licores.

Lástima que haya tenido que pasar tanto tiempo para que al fin llegara a la Licorera una persona que sin ambages ni falsas disertaciones diga las cosas como son, claras y contundentes, acerca de una realidad que ya no aguanta más mentiras. En blanco y negro llamó el gerente Bruno Seidel Arango recientemente la explicación sobre lo que le pasa con la destilería que de no ser objeto de cambios estructurales urgentes, que implican un gran ajuste laboral, administrativo, financiero y comercial, deberá parar la producción y cerrar puertas en el corto tiempo.

Se tiraron en la joya de la corona que, valga decirlo, la han saqueado más de una vez, pues no fue solo en aquella ocasión del llamado ‘Robo a Caldas’ cuando extrañamente las investigaciones con muchas pruebas no dejaron ni a un responsable de semejante debacle. En la ILC las irregularidades siguieron por siempre, en una y otra actividad. Multimillonarios contratos con distribuidores en el exterior que están vigentes, pero que no cumplen con su obligación allá. Y ni qué decir de las contrataciones amañadas y direccionadas para otras obligaciones que hoy se mantienen y de las que sacan jugosas tajadas expolíticos y políticos que posan de transparentes en vallas publicitarias de campaña al congreso.

Celebro lo hecho por el gobernador Julián Gutiérrez que no sólo escogió una junta directiva con personas en las que se puede confiar, sino que nombró a un gerente con energía, visión, manejo y capacidad de transformación, a quien le encomendó que haga todo lo posible para salvar la empresa. La tarea no es fácil, pero por la actitud y lo que Seidel viene planteando podría lograrse algo bueno. Lo que pasa es que vienen duras decisiones y no se sabe la reacción de quienes vean comprometido su trabajo y sus intereses. El hecho es que sobra personal, de ese que el exgerente Carlos Arturo Fehó, prófugo de la justicia, y quien al parecer tiene negocios amarrados en la empresa, nombró a manos llenas. ¿Con qué fin? Hay que preguntarles a sus socios aquí o a él en Panamá donde vive cómodamente de sus rentas.

Y de la Licorera pasamos a Empocaldas. Otra joya, quizás de menos quilates, pero amenazada por la tozudez de un gerente que no ha querido dar un paso al costado y que pretende quedarse allí contra la voluntad de una administración que no está cómoda con él. ¿Por qué se empeña en atornillarse en el cargo el señor Juan Pablo Alzate? ¿Qué hay tan apetitoso allí que lo lleve a negarse a renunciar a un puesto al que llegó prestado, es decir, del que debía retirarse cuando se lo pidieran? ¿Cómo es que alguien que llega a un desempeño como cuota política no acepta dar un paso al costado cuando se lo piden porque hay cambio?

Afloran las suspicacias y comienzan a escucharse muchos comentarios sobre los intereses, nada sanos, que tiene y maneja el señor Alzate en materia de contrataciones, invitaciones y licitaciones para supuestos desarrollos de la empresa que ya no debía gerenciar. Por eso la recomendación es que no contrate nada hasta que las tutelas, demandas y recursos no se fallen, de lo contrario si lo hace puede despertar más sospechas e incluso cometer yerros administrativos que lo enreden más.

Para la reflexión este aparte del fallo de segunda instancia de la Sala Penal del Tribunal Superior de Manizales de la tutela que interpuso Alzate, que no le favoreció, y que en su ítem final reza: "16. Dado que el accionante se ha erigido en juez de su propia causa, y a sabiendas de la presunción de legalidad de los actos administrativos, se ha negado a hacer dejación y entrega de su cargo, amén de no querer desalojar la oficina que cuando era funcionario le fue asignada, de ello sin duda puede observarse -por lo menos- la realización del tipo objetivo de la usurpación de función pública".

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Terminado este escrito conocí que la Superintendencia de Industria y Comerció resolvió a favor de la Gobernación de Caldas el recurso de apelación que se había interpuesto con relación al acto por medio del cual el gobernador designó la nueva Junta Directiva de Empocaldas y la inscribió en la Cámara de Comercio de Manizales. Es decir, se le siguen cerrando las opciones a Juan Pablo Alzate de quererse quedar en la gerencia contra la voluntad de todos. ¿Insistirá en seguir?