Jorge Raad


La noticia y su análisis llegaron la semana pasada a través de un artículo de Beethoven Herrera Valencia, profesor de las universidades Nacional y Externado de Colombia, quien las publicó en Portafolio bajo el título de Egresados demandan a universidades.
Nada más atrayente en un país en donde las demandas van y vienen en busca de una deseada justicia, ante la creencia que sus derechos han sido vulnerados y no hay otra forma de recuperarlos. Por esta vía se espera que los jueces y los tribunales sean quienes otorguen o nieguen las pretensiones.
El caso que plantea el profesor se refiere a las demandas de varios egresados de universidades de California, en Estados Unidos, porque no fueron advertidos de la verdadera y lesiva situación del laboral en las áreas que ingresaron a estudiar, debido a la incapacidad del medio externo para acoger jóvenes profesionales y darles oportunidades de trabajo. Al final se encontraron con que las cifras aportadas por las universidades para atraer estudiantes eran obsoletas, lo que consideraron un engaño. ¡Ni más ni menos!
Viene de nuevo la dicotomía entre la vocación y el deseo infinito de estudiar cualquier disciplina de su gusto, y la realidad en Colombia, la situación en que están los recién titulados y lo que podría esperarse al momento de su grado. De nuevo hay que analizar si las universidades dependen absolutamente, para mantener o crear programas, de los mecanismos laborales que rigen en un momento dado en el país, o si por el contrario, las entidades de educación superior, cualquiera que sean, son totalmente independientes del problema laboral bajo las diferentes variables que existen o puedan existir.
Cuando se crea un programa, la universidad debe acompañar la documentación con un análisis de la situación laboral, y no pocas veces se demuestra la necesidad de ofrecer nuevos programas haciendo énfasis en que quienes realicen esos estudios van a encontrar posibilidades laborales de inmediato. La figura que plantee cómo será la situación algunos años después no es evidente, ni en la presentación ni en las exigencias, para ofrecerle al egresado seguridades en este aspecto, porque no lo puede hacer y esa no es su función fundamental.
La oscilación entre la frustración, la esperanza y la realidad de encontrar espacio laboral como independiente o como empleado, debe merecer un análisis profundo en las universidades, tanto entre quienes ya han terminado su ciclo estudiantil como entre aquellos que todavía están cursando asignaturas en los claustros. ¡Esa es una obligación!
No depende únicamente de la universidad, en estricta sujeción a la verdad y realidad, el futuro laboral del egresado. Hay un capítulo dedicado a sus graduados en todos los estudios de autoevaluación y de confrontación por los pares académicos en los procesos de certificación. Allí debe encontrarse la verdad, no se pueden sesgar resultados y estos deben ser abiertos y discutidos con toda la sociedad, especialmente en el caso de las universidades estatales.
Que haya más o menos profesionales en determinada área, el problema ni la solución pueden equipararse con otras áreas aunque sea en el mismo departamento o ciudad y mucho menos en la misma universidad. ¡Muchos abogados, muchos médicos, muchos ingenieros! ¡Y, qué!
Alfonso Ocampo Londoño, exministro y exrector universitario decía: "No importa qué estudie, si le gusta y tampoco afecta si tiene trabajo, porque de todas maneras la formación va a modificar, si es equilibrada su vida personal y familiar". Coincidentemente ayer se identificó un alegre veterinario zootaxista, que continúa trabajando en ambas ramas de sus actuales oficios: zootecnista y automovilista.
Las universidades del Estado no son máquinas para producir egresados. Tienen que tener una misión y visión amplias, que identifiquen los valores sociales a los que se deben, que van más allá de lo eminentemente laboral compromete la sociedad a la que se debe como un faro, en concordancia con sus recursos fundamentalmente estatales.
Nota: ¿Una ciudad universitaria consolidada, sin Hospital Universitario?
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