El año nuevo que ya comienza a asomar, tendrá que producir grandes transformaciones en el manejo de dos sectores fundamentales para el desarrollo del país: La industria y la agricultura.
Estamos frente a compromisos muy grandes derivados de los tratados de libre comercio con la más amplia gama de países, en donde se incluyen no solo los de la región sino los Europa, Japón, Estados Unidos y Corea. Sin embargo los resultados de desempeño de esos sectores dejan mucho qué desear, pues crecen muy por debajo del resto de la economía. La industria apenas va por el 1% en los primeros 10 meses y si bien es cierto el sector agropecuario tuvo un buen desempeño en el segundo trimestre (7,6%) esa cifra no es sostenida y las razones del paro agrario, así como los problemas de tierras, dejan muchos interrogantes.
Si llegáramos a tener un bajonazo en renglones como minería y construcción, la economía del país sufriría situaciones de angustia, pues nuestro aparato productivo no está creciendo como debe ser y está marcado por un elemento desconcertante que indica que la producción nacional no está recibiendo la dinámica que debe experimentar, para asegurar solidez al crecimiento económico.
Los indicadores de la economía colombiana en general, no son malos, pero el hecho de que dos sectores fundamentales como la industria y la agricultura no crezcan de manera sostenida, la colocan en un estado de vulnerabilidad que la hacen frágil ante cualquier eventualidad.
Lo que hay que entender es que el aparato productivo debe ser el principal factor de crecimiento: asegura empleo, ingreso y bienestar ciudadano, y a su vez defiende nuestras divisas, pues no es necesario destinarlas en buena parte a comprar lo que dejamos de producir.
Ya el nuevo director de la ANDI ha dicho que se requiere un ministerio especializado en el sector industrial y los recientes paros en el sector agrario señalan que es necesario transformar radicalmente las políticas tradicionales de ese sector, que no han logrado avances significativos como lo han hecho países como Argentina, Chile, Brasil y Perú.
Muchas son las estrategias para poner en práctica: Un apoyo crediticio real, oportuno y a bajo costo; un estímulo a la innovación y a la generación de proyectos; unas garantías para la adquisición de insumos y maquinaria; un impulso significativo a las vías de comunicación, y un fuerte impulso al tema educativo para mejorar la mano de obra calificada.
Todo ello debe ir acompañado de comités de seguimiento, que diseñen los planes, vigilen los procesos y provean las herramientas necesarias para que los obstáculos desaparezcan y las políticas que se diseñen tengan un afianzamiento en el tiempo.
Las metas ambiciosas tienen que estar en cabeza de mentes talentosas y con gran capacidad ejecutora. Si no es así, seguiremos acudiendo indefinidamente al muro de las lamentaciones. Feliz Navidad para todos los lectores.
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