Seis semanas duran estas festividades de fin de año donde se come de todo sin miedo a una indigestión o a pasarla mal ante las tentaciones que rompen con la alimentación que traíamos durante el año.
Los platos demasiado grasos (fritos, estofados y guisos) o que incluyen carnes grasas o salsas, muy condimentados, muy picantes o excesivamente azucarados provocan digestiones más lentas y pesadas de lo normal.
Si no guardamos un orden en el horario y distribución de las comidas a lo largo del día y por ejemplo, un día no desayunamos, otro no comemos y al siguiente consumimos una gran cena, el aparato digestivo acabará sufriendo las consecuencias.
La digestión es un proceso que se alarga cuando se ingiere demasiada comida o alimentos excesivamente ricos en grasa o en fibra. Al producir más ácidos para ayudarla, éste se hincha. La clave está en compensar los excesos y aprender a disfrutar de la gastronomía sin dejar de lado una ingesta saludable. Esta es una recomendación asumible si no se padecen enfermedades, pero se complica en personas con diabetes, hipercolesterolemia, obesidad o enfermedades de intolerancia.
Planifique un menú que permita disfrutar de los placeres de la buena mesa. Una forma de hacerlo es introduciendo los alimentos menos calóricos (frutas, hortalizas,  verduras y carnes variadas, pero magras) y hacerlo en preparaciones y presentaciones más elaboradas y menos cotidianas, que los conviertan en platos especiales y atractivos.
Crear un menú exquisito y equilibrado en el que tengan protagonismo alimentos depurativos como las hortalizas, verduras y algunas plantas, ayuda a evitar o reducir las molestias por los excesos (pesadez, flatulencia, dolor de cabeza, acidez). Para que las comidas festivas sienten bien, conviene mantener costumbres sanas como no abusar de las comidas. Abandonar las prácticas saludables es más perjudicial que ganar unos kilos. El día antes y el día después de una copiosa comida, es bueno hacer alimentos más frugales y livianos, no suprimir la ingesta.

Recomendaciones para compensar:
-Masticar bien. La digestión de muchos de los alimentos comienza en la boca.
-Hidratarse. Tome el agua fuera de las comidas.
-Saltarse el desayuno el día después de una cena opípara y excesiva es un gran error. Durante estas semanas puede ser más suave, pero no vale obviarlo. Consumirlo repone fuerzas y al sentarse a comer, se hará con un apetito normal y con menos ansiedad.
-Menú más liviano, pero exquisito. Incluya alimentos reguladores (frutas, hortalizas y verduras) en preparaciones sencillas para dar un toque sofisticado a la receta tradicional: una salsa original, un alimento exótico o una presentación sugerente.
-Alimentos fuentes de fibra, pero sin excederse con ellos. Facilitan la evacuación y alivian el abdomen. Beber agua durante el día y un agradable paseo ayudan en éste propósito.
-Un yogurt al día favorece la digestión.
-Ensalada cruda con verduras o frutas bien lavadas y desinfectadas. De esta manera, el organismo realizará una mejor digestión.
-Germinados en la ensalada. La soya y la alfalfa contrarrestan los gases.
-Ser generosos, compartir las comidas con familiares, amigos y vecinos es bueno para no comer de más.
-Postres y cafés bajos en azúcar. Un consejo saludable es acostumbrar el paladar a los sabores naturales de los alimentos, incluido el ligero amargo del café y del té.
-Caminar mínimo 30 minutos al día ayuda a mejorar la digestión y a que las calorías no se acumulen en el organismo. La caminata se puede repartir en dos tandas, por la mañana y por la tarde.

*Nutricionista Dietista Clínica
Universidad Nacional de Colombia
Educadora acreditada en Diabetes
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